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L. MAYORDOMO
OVIEDO.
Domingo, 29 de abril 2018, 03:57
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Los olores ya no son un problema en las dos salas de disección en las que los alumnos realizan sus prácticas. Al menos, no tanto como lo eran hace apenas unos años a cuenta del formol. La inversión más cuantiosa de las que la Universidad de Oviedo ha llevado a cabo en el último año en la facultad tuvo como objetivo precisamente mejorar la calidad ambiental de estas salas. Ahora cuentan con unos impulsores de flujo laminar en el techo y unos extractores, ubicados en lugares estratégicos, que, además de mantener una temperatura óptima en cada momento del año, permiten renovar el aire entre 30 y 35 veces a la hora en dichas salas. Y si detectan una mayor presencia de formol en el ambiente aumentan su actividad. El 'pulmón' de este sistema de climatización es una máquina que se encuentra en la cubierta del edificio, fue traída desde Francia y precisó de la intervención de una grúa de enormes dimensiones para poder subirla hasta una altura equivalente a la de un décimo piso.
Las últimas mediciones llevadas a cabo por técnicos de medicina preventiva en las salas de disección, ya con el nuevo sistema funcionando, constatan que los valores de concentración de formol son mínimos. Este compuesto químico está considerado elemento cancerígeno y la normativa europea es ahora muy rígida con su utilización. De ahí que la Universidad haya tenido que llevar a cabo una importante inversión para adaptarse a la ley.
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