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Eva fanjul
Jueves, 17 de diciembre 2020, 01:46
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La escritora y trabajadora social Laura Fjäder y la filóloga, técnica en coeducación del Instituto Asturiano de la Mujer Marian Moreno analizaron ayer la raíz de la violencia económica hacia las mujeres desde el punto de vista de la educación y la cultura, en una mesa redonda, moderada por María de Álvaro, jefa de Edición de EL COMERCIO, y dentro del programa de la cuarta edición de las jornadas Futuro en Femenino.
Ambas expertas coincidieron en señalar que en materia de igualdad, educación y cultura están «engarzadas». De hecho, «es imposible diferenciar entre ellas», dijeron. La cuestión es distinguir «en qué cultura nos movemos, si en una igualitaria o en una machista». En este sentido, Marian Moreno explicó que desde el ámbito de la coeducación, lo que se pretende es «equilibrar toda esta socialización que tenemos hombres y mujeres en el sexismo y en la desigualdad, en la que todo lo femenino es subsidiario de lo masculino». Recordó que coeducar es una labor de toda la sociedad y que «el sistema educativo está obligado por ley a dotar de herramientas para favorecer esa igualdad». En este sentido, Laura Fjäder habló de la existencia de «un entramado estructural y simbólico que sostiene con firmeza el privilegio de género de los varones, al deslegitimar, subordinar y violentar a las mujeres. En esta dimensión hostil, las creadoras sobrevivimos como podemos», señaló.
Ambas destacaron la importancia de las pautas sociales asimiladas a temprana edad. Moreno destacó «hay que generar estrategias que generalicen la igualdad, y esto requiere apoyo y recursos al profesorado, también del apoyo de las familias». Y que no es lo mismo, «escuela mixta que escuela coeducadora».
En cuanto al papel que juega el feminismo en los avances de la educación y de la cultura, Fjäder destacó que, «puso encima de la mesa las demandas de la mujeres. Ahora, los partidos políticos tienen que recogerlas». En este sentido, insistió que «instituciones y activismo deben ir de la mano».
Ambas coincidieron también en que los cambios sociales hacia la igualdad de género empiezan en lo «cotidiano». «La forma de gestionar los cuidados y los espacios afectivos tiene su proyección fuera, por lo tanto en lo privado se necesita educar en igualdad».
Respecto a los que equiparan coeducar con adoctrinamiento. Marian Moreno incidió en que «a diferencia del adoctrinamiento, que solo ofrece un único camino, la igualdad te hará reflexionar, te enseñará a analizar el entorno y todo lo que te rodea para que tu tengas más opciones de elegir». Por su parte, Laura Fjäder señaló que «a las mujeres se las ningunea y silencia en cualquier ámbito y que además se les niega el derecho a la ira, es decir, a la firmeza, y esto solo se ataja coeducando».
En cuanto a la violencia sobre las mujeres, también coincidieron en destacar que la pandemia puso de relevancia en todos lo ámbitos, el maltrato y la discriminación desde las «mujeres obligadas a encerrarse con sus maltratadores» a la «sobrecarga física y emocional de la cuidadora».
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