Las carreteras más peligrosas de Asturias

Es la tercera peor proporción tras Aragón (35%) y Cataluña (16,03%), y está tres puntos por encima del promedio del país. Asturias tradicionalmente ocupa las peores posiciones de la clasificación, si bien lo hace con resultados variables. En 2017 el tirón de orejas era para el 18% de la red estatal en la región, el curso anterior se calificó de la misma forma al 15,3% y en 2015 la tasa se elevaba al 18,8% de las vías.

En los últimos lustros el esfuerzo del Ministerio de Fomento para extender la red de autovías, culminando la A-8 y prolongando la A-63, ha sido notable, y ello explica parte de la disminución de la siniestralidad. Pero lo cierto es que cada trabajo que analiza la red convencional, esto es, firmes con un carril por sentido, termina con un mal diagnóstico general del que destacan algunos puntos especialmente funestos. No en vano el año pasado todos los decesos registrados durante las 24 horas siguientes al accidente se concentraban en estas vías de calzada simple. Detrás de esta elevada siniestralidad de la red convencional hay una mezcla de recortes en mantenimiento y trazados complicados dadas las curvas y pendientes que impone la orografía asturiana.

Eurorap descompone la red en 37 tramos estatales de Asturias. Entre 2015 y 2017 se produjeron en ellos 87 accidentes con resultado de 17 fallecidos y 85 heridos graves. Los especialistas cruzaron la frecuencia de estos siniestros con el volumen de tráfico que registra cada segmento para conocer cuáles son los lugares donde existe una mayor probabilidad de sufrir un infortunio.

El resultado es que el mayor peligro reside en la N-630, entre el enlace de Mieres y el de Soto de Ribera con la A-66. Son 14,2 kilómetros donde diariamente se la juegan 4.919 vehículos. El índice de riesgo resultante revela que, al ritmo actual, se producen 65 accidentes mortales o graves por cada 1.000 millones de circulaciones por kilómetro del tramo. Las posibilidades de sufrir un suceso de esta magnitud son nueve veces más altas que las de quien circula por la 'Y' entre Serín y Oviedo.

El tramo ha empeorado sus resultados en el examen, no así el segundo más fatídico, que son los 20,5 kilómetros de pendiente que ofrece la misma nacional entre Campomanes y el alto de Pajares. El cruce entre siniestros registrados y tráfico soportado le coloca todavía como el segundo lugar con más opciones de sufrir un siniestro, a pesar de que con los números de 2017 ese riesgo era la mitad que el que se calculaba el curso precedente. Los 13,9 kilómetros de la Nacional 634 de Peñaflor (Grado) a Cornellana constituyen el tercer punto donde el conductor tiene más opciones de acabar mal. Se trata además de un tramo donde el riesgo se ha duplicado respecto al ejercicio anterior.

En el capítulo de autovías, el riesgo es siempre muy menor, aunque la peor circunstancia se detecta en los últimos 10,4 kilómetros de la A-8 antes de cruzar a Galicia.