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YAGO GONZÁLEZ
OVIEDO.
Domingo, 24 de enero 2021, 01:10
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Esta semana, Asturias se ha sumado a otras comunidades autónomas -Galicia, Comunidad Valenciana, Andalucía, Aragón, Murcia, País Vasco, Madrid y Canarias- que optan por medidas más localizadas de contención de la pandemia, bien sea por municipios, bien por zonas básicas de salud (como es el caso madrileño). Por lo tanto, este es el modelo que está imperando en España en la tercera ola de la covid: cierres de determinadas áreas en función del impacto concreto del virus en el territorio. Miembros del comité que asesora al presidente asturiano, Adrián Barbón, en la lucha contra la crisis, ofrecen su opinión al respecto.
«La etapa de las restricciones generales ya está superada, ahora es el momento de contar con métodos más precisos», asegura Beatriz González López-Valcárcel, catedrática de Métodos Cuantitativos en Economía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. «No es lo mismo una zona rural que una gran ciudad. En concreto, en Asturias existe una gran heterogeneidad de concejos, y no sería justo restringir de más en aquellas zonas donde no es necesario», subraya la economista.
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Javier Padilla, médico de atención primaria de Madrid y candidato del partido de Íñigo Errejón en las elecciones de 2019, sostiene que «cerrar comunidades más pequeñas es más efectivo que las medidas más lineales». Según Padilla, «el sistema supone una evolución respecto a las restricciones de la segunda ola, que fueron muy severas pero que dieron resultado, como se notó en la bajada de contagios antes de las navidades, aunque generaron mucha conflictividad».
Miguel Ángel Presno, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, aclara que el modelo adoptado en Asturias no es una reacción súbita a brotes como el del Sporting o el de Grado: «No se habían producido esos casos cuando, desde el comité asesor, propusimos que las medidas restrictivas fueran selectivas y proporcionales al riesgo, tanto en las actividades de intervención como en el alcance geográfico de las mismas».
El jurista apunta que un aspecto «clave» es una comunicación «clara y comprensible» de las medidas. A título personal, señala que «la publicación de las normas debe hacerse con la máxima antelación posible a su entrada en vigor, evitando su inserción en el BOPA a última hora de un día si van a aplicarse de manera casi inmediata».
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María de Oña, viróloga del HUCA, destaca que el nuevo método «ha sido creado muy rápidamente, pero no está improvisado». La científica no se muestra partidaria del «cierre total» y cree que el actual «es un sistema de limitación mucho más justo», aunque resalta la severidad de alguna medida, como la imposibilidad de reunión entre no convivientes. «Eso es muy duro, sobre todo para personas mayores o que viven solas», advierte.
Usama Bilal, profesor de Epidemiología de la Drexel University (Philadelphia), coincide en que el sistema recién creado es «mucho más afinado y directo» y es «una buena oportunidad para evitar medidas menos deseadas como es el confinamiento duro». «Es decir, adoptando una serie de medidas que van directamente a los lugares donde más contagios se producen (el interior de la hostelería) y en los concejos donde se están produciendo, evitamos perjudicar a otros concejos, mientras se intenta mantener la situación bajo control en los lugares donde la situación no está bien», argumenta Bilal.
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