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El pasado año el Principado y los ayuntamientos asturianos licitaron 2.683 contratos especificando qué servicio o producto de los que hay en el ... mercado precisaban. La Consejería de Presidencia sacó a concurso algo distinto: el primer contrato de Compra Pública Innovadora (CPI). La fórmula permite dar unas pautas de la necesidad que se quiere cubrir y que sean las empresas las que ideen una solución inédita. El contrato que ahora licitará la Consejería de Ciencia para encargar un nanosatélite y los bancos de ensayo sigue esta modalidad.
«Introducir este tipo de contratos era uno de nuestros objetivos, y ha costado», cuenta el viceconsejero de Ciencia, Iván Aitor Lucas del Amo. «Hemos tenido que aprender del corpus legal, romper el hielo, darnos cuenta de que no teníamos programas para subir este tipo de contratos a la plataforma de contratación».
«El contrato ya nos ha servido para aprender mejor cómo pedir cosas que no existen». La licitación marca unas pautas y luego se negocia con los aspirantes para perfilar el contrato. El pliego indicará que el nanosatélite debe servir para comunicaciones, y el banco de pruebas transportable puede estar dentro de un contenedor, pero se abre a otras ideas. En las conversaciones es habitual que los aspirantes se asocian para repartirse tareas. Luego se va cobrando conforme se superan hitos. Se trata de una solución que «acelera más el proceso de innovación que otorgar la subvención», indica.
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