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L. R. LORENZO / E. RODRÍGUEZ
GIJÓN.
Miércoles, 4 de noviembre 2020, 03:07
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Las familias de dos residencias de Gijón -el Instituto Gerontológico Lauredal y el Instituto Gerontológico Montevil- viven estos días con el corazón en un puño después de haberse detectado sendos brotes en sus instalaciones. Fuentes cercanas a los centros señalaron ayer a EL COMERCIO que en la de El Lauredal (con 148 plazas) hay 90 casos positivos entre residentes cuando en el último balance publicado por el Principado -del jueves 29 de octubre- aparecían 55 casos. En la de Montevil, con noventa plazas, hay 60 afectados.
Los familiares del geriátrico de Montevil expresaron su profundo malestar por cómo se ha gestionado el brote. Según explican, el primer aviso llegó el domingo 27 de octubre, cuando uno de los veintiséis trabajadores llamó para decir que presentaba síntomas compatibles con la covid. Desde el centro le recomendaron que no acudiera a su puesto de trabajo e inmediatamente se tomó la decisión de aislar a los mayores en sus respectivas habitaciones.
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A lo largo de la pasada semana, los empleados fueron avisando de que podrían sufrir el virus dada la sintomatología que tenían. Se calcula que dieciséis de ellos fueron quedándose en casa.
Mientras tanto, la indignación de los familiares fue en aumento al comprobar que pasaba el tiempo y a sus mayores no les hacían las pruebas. Según las explicaciones que han ido recibiendo, «la Consejería de Salud decía que era muy pronto para llevarlas a cabo porque podían producirse falsos negativos». «Pero lo cierto -subrayan- es que, en una residencia, con un colectivo tan vulnerable, cuanto más tiempo dejas pasar, más te arriesgas a que los contagios vayan a más».
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La plantilla, para las que las familias solo tienen «buenas palabras por su labor encomiable», también vivió durante la semana pasada jornadas muy duras, pues «al no hacerse las PCR no podían aislar a los positivos y juntar a los negativos con los negativos». Fue «en la noche del miércoles al jueves cuando se derivó, por primera vez, a dos residentes al Hospital de Cabueñes para hacer los test. Y en la del jueves al viernes se trasladó a otra, que regresó sin conocerse el resultado de la prueba».
Al ver que las PCR no llegaban al resto, hubo quienes llamaron directamente al jefe del Servicio de Vigilancia Epidemiológica dos ves y al centro de salud de Montevil para exponer la situación. «Algunos, en el centro, no lo entendían, pero un responsable nos dijo que 'había muchos casos en residencias' y no se podía priorizar la realización de las PCR. Nos preguntamos entonces por qué en otros, relacionados con locales de hostelería, se hicieron llamamientos masivos y en 48 horas todo el mundo se había hecho la PCR y en las residencias se tarda tanto». Después de mucho nerviosismo, «al final, a las cuatro de la tarde se presentaron para hacer las PCR. Ni siquiera con todo el material. Ese día no se las hicieron a todos. A quienes faltaban se las hicieron el domingo a las 20 horas».
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