Los geriátricos privados exigen eliminar ya la cuarentena para los nuevos residentes

Llevan blindados desde marzo. Algunos, desde el día 12. Otros, desde antes. Un cierre total que no evitó que la covid hiciera estragos en la red geriátrica asturiana, especialmente en la primera ola. En aquel momento, el 32% de los casos registrados en Asturias tenían como protagonista a un usuario de un centro de mayores. Las estrictas medidas aplicadas tras el confinamiento del estado de alarma, como la prohibición de salidas, visitas, intensificación de las pautas de higiene y desinfección continua de los establecimientos y los enseres, así como el uso continuo de mascarilla, rebajaron la tasa al 12% en la segunda ola. En esta tercera, solo el 4% de los enfermos de covid asturianos residen en un geriátrico.

Una caída del 88% en los contagios que también ha tenido su reflejo en los decesos. Si en el primer embate de la ola de la covid el 34% de los muertos por coronavirus vivía en una residencia, en la segunda la letalidad cayó al 23%. De hecho, desde ese momento, la mortalidad en Asturias ya fue mayor entre personas que vivían en sus propios domicilios que entre los usuarios de geriátricos. En esta tercera ola, la tasa de fallecidos en centros de mayores es del 11% sobre el total. Una caída del 68% respecto lo ocurrido entre marzo y mayo.

Con todos estos datos del Observatorio de la Salud, los geriátricos privados han decidido plantarse. Tal y como adelantó EL COMERCIO, esta misma semana las patronales asturianas se reunieron con la consejera de Derechos Sociales y Bienestar para reclamar «la flexibilización de los procedimientos».

Melania Álvarez no dudó en respaldar la petición. Según aseguró, «en el nuevo escenario en que nos encontramos tras el proceso de vacunación, trabajaremos de manera coordinada y siempre desde la extrema prudencia, en la propuesta conjunta de la actualización del procedimiento frente a la covid en residencias de personas mayores y centros sociosanitarios».

Una necesidad que, según la presidenta de la Asociación de Geriátricos de Asturias (Argas) es «vital». Marisol García, que encabeza la entidad que presentó el diseño del nuevo protocolo, asegura que «con todos los usuarios y trabajadores vacunados, entramos ya, debemos entrar al menos, en otra fase».

Una en la que, explicó, se debe anular desde ya «la cuarentena para los nuevos ingresos». De acuerdo a su planteamiento, «no tiene ningún sentido que, con las vacunas, se siga obligando a los nuevos residentes a presentar no solo una PCR negativa, sino a estar catorce días en aislamiento».

Es una medida, argumenta Marisol García, «que causa temor entre muchas familias. No les gusta la idea de que, una vez ingresado su familiar, van a estar quince días sin verle». Tampoco convence a los futuros nuevos usuarios, «que prefieren quedarse en sus casas a la espera de que el protocolo cambie».

Y mientras no lo hace, los gastos empresariales suben sin que los ingresos sigan el mismo ritmo. En estos momentos, la red geriátrica asturiana tiene más de 3.000 plazas libres, tanto en la oferta privada como en la pública. A la obligatoriedad de reservar un 5% de las plazas para crear una zona de aislamiento en caso de contagio, se une la imposibilidad de recibir nuevos usuarios. En algunos casos, las plazas libres son ya el 20% del total de la residencia.