Coronavirus en Asturias | Una mujer de avanzada edad, primera víctima mortal de la oleada estival de contagios

Una mujer, de avanzada edad y con graves patologías previas, es la víctima 341 de la pandemia en Asturias. La enferma estaba hospitalizada, pero no ocupaba una cama de UCI, puesto que se encontraba en fase final de su vida debido a sus otras enfermedades. Su despedida la aceleró un contagio de la COVID-19.

Una situación que puede explicar los motivos por los que el viernes pasado el consejero de Salud, Pablo Fernández, anunciara un plan de respuesta rápida a una segunda oleada. Pese a que Asturias era, y sigue siendo, la comunidad del país con menor tasa de coronavirus, el Principado ha reservado ya 541 camas hospitalarias, 147 de UCI y dispone de 591 respiradores, entre los que se incluyen 24 pediátricos.

«Tenemos por delante semanas muy duras», anticipaba ese mismo viernes el presidente regional, Adrián Barbón, con la vista puesta en una cifra de contagios que no disminuye. Hoy, son 3.030 los asturianos que han dado positivo en coronavirus desde el 31 de enero. De ellos, 556 corresponden a estos nuevos contagios estivales.

Porque ayer se sumaron al listado de enfermos otras 26 personas. Explica la Consejería de Salud que «cuatro son contactos estrechos de casos conocidos y siete son importados». El resto de los nuevos contagios están en estudio para identificar su vínculo epidemiológico.

A los nuevos casos se une la confirmación de un nuevo brote, el número 16 del verano. Afecta al Centro Gerontológico Montevil, en Gijón, donde el positivo de un usuario ha obligado a blindar la residencia. La normativa denomina 'brote' a un foco con tres o más contagios, salvo en los centros geriátricos. Ahí un solo positivo de coronavirus ya supone la calificación de brote.

El enfermo ha sido trasladado a las plazas habilitadas por el Servicio de Salud del Principado (Sespa), en el Credine, para el tratamiento de positivos que residan en geriátricos.

También se han adoptado en la residencia las medidas de prevención fijadas, que consisten en el blindaje del edificio: solo los trabajadores pueden entrar y salir del mismo. Quedan prohibidas las visitas de familiares y las salidas de los residentes. Según el presidente del Grupo Instituto Gerontológico, al que pertenece el centro, «ya hemos iniciado los PCR a todos los residentes, que han sido aislados, y a los trabajadores».