Protesta. El propietario de una coctelería gijonesa que cerró el pasado 18 de agosto expresó su malestar con una singular iniciativa.

Coronavirus en Asturias | «Septiembre va a ser catastrófico», claman los hosteleros

Otea calcula que los cierres comenzarán a notarse en octubre, cuando termine la temporada de terrazas

E. GARCÍA / P. PÉREZ

GIJÓN.

Sábado, 29 de agosto 2020, 01:45

El sector de la hostelería y, especialmente, el del ocio nocturno, lleva tiempo advirtiendo de la situación «crítica» en que se encuentra. De que vendrán cierres, y no pocos. Y de que las restricciones de horario y la obligación de cierre de discotecas impuestos este mes no solo ahogan aún más a los hosteleros, sino que además les «criminalizan». Algo así quiso reflejar el propietario de una coctelería gijonesa que decidió escenificar su malestar plantándose en mitad de la calle con el siguiente cartel: «Autónomo, propietario de un 'pub' arruinado, pide limosna para afrontar los pagos de: salario de los trabajadores, pago de autónomos, alquiler del local, impuestos, autores SGAE, riesgos laborales, proveedores de mercancía no vendida, luz, agua, alquiler de vivienda, material desinfectante, asesoría, serenos. Y para que mi familia pueda tener un techo y un plato de comida». Buscaba con ello «agitar a la opinión pública y al sector, dado que nos han cerrado sin darnos ninguna solución y, además, tenemos que seguir pagando todo».

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Más allá de las acciones individuales de protesta, el sector de todo el país clamará unido contra lo que considera un «ataque por parte de la Administración». Lo hará el próximo día 9 de septiembre, en la plaza de Cibeles de Madrid, en una manifestación convocada por Hostelería de España y sus organizaciones territoriales, como Otea. Ángel Lorenzo, portavoz del subsector de bares de copas y discotecas en la patronal asturiana, pronostica un mes de septiembre «catastrófico». «El sector se está viendo muy perjudicado. Ya esta semana se nota que hay menos gente, pero muchos sitios están sobreviviendo por las terrazas, que en un mes ya no van a ser apetecibles para la clientela», reflexiona. «Aún coleteamos gracias a la gente de fuera, pero ya se nota ese bajón que irá a más en cuanto empiece el mal tiempo, ya que la gente no quiere estar en el interior de los locales».

Lorenzo es crítico con la Administración regional, cuyos representantes aún no se han reunido con Otea. «Nos mandaron cerrar pero sin decirnos hasta cuándo ni darnos opciones de ayuda». De continuar así, «calculamos que a partir de octubre comenzará a notarse el cierre casi masivo de la hostelería, que no solo terminará con miles de puestos de trabajo que habitualmente ocupan jóvenes, sino que salpicará también a los proveedores y a gremios como los taxistas». Teme el sector que «las pérdidas acumuladas del largo invierno que nos espera y el pago de los créditos ICO» provoquen una segunda oleada de cierres en primavera, «cuando los pocos bares que hayan sobrevivido» al primer envite no logren afrontar «los gastos desorbitados» que vendrán.

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