La Semana Santa se apuntala en Corvera con el diseño de su primer paso

Custodiada entre los sólidos muros de la iglesia de Santa María, en Cancienes de Arriba, adorada y protegida por las decenas de devotos que le son fieles, se yergue junto al acceso principal, imponente en su simbólica humildad, la veterana imagen de Jesús Nazareno. Pero en cuestión de semanas, el Viernes Santo, la talla saldrá de ese templo del siglo XVII y, por primera vez en su centenaria historia, recorrerá los caminos de la parroquia. Lo hará como mascarón de proa de la segunda procesión de Semana Santa celebrada en el lugar, y que, tras la experiencia del año pasado, aspira a ser el punto de partida para la llegada definitiva de esa festividad a Corvera.

Los feligreses que integran la unidad pastoral de Los Campos, Trasona, Cancienes y Solís, verdaderos artífices de esta iniciativa, llevan semanas enfrascados en los preparativos. Si en 2022 solo fue posible hacer un pequeño desfile portando la cruz de la iglesia, esta vez la sana ambición y la fe les han llevado, incluso, a construir un paso para la imagen. Esa responsabilidad ha recaído en el artesano Tito Pravos, que guarda con celo la sorpresa que será el diseño. Su labor se verá complementada con candelabros, jardineras y otros detalles aportados por los lugareños. Todo ello, en suma, con un objetivo claro en mente: dar forma tangible al episodio de la Santa Cruz que recogen las escrituras cristianas.

«En la unidad pastoral somos pocos, pero estamos trabajando como lo buenos», admite, risueña e ilusionada, María Luisa Valdés, una de las impulsoras del proyecto. Ella misma, como muchos de sus compañeros de credo, dedica estos días a poner a punto los ropajes del Nazareno, a preparar ropajes, a ayudar en la fabricación del paso y a planificar los actos del gran día. «Por ahora, va a ser algo pequeño, de corta duración, porque aún no toca hacerlo mayor, pero todos lo sentimos profundamente, y tenemos ganas», admite Valdés.

Será, por tanto, una marcha escueta, aunque cargada de simbolismo. El 7 de abril, Viernes Santo, la comitiva partirá de la iglesia a las cinco de la tarde, y descenderá por el camino de Trubia antes de dar la vuelta y retornar al templo, donde el párroco Constantino Bada oficiará la misa. Los nazarenos procesionarán ataviados con hábitos morados y blancos quienes porten la cruz, y solo morados los encargados de trasladar la talla. En este aspecto ha jugado un papel crucial la Cofradía de San Juan de Avilés, que ha prestado a los de Corvera las horquillas para portar el paso.

Por su parte, se ha animado a las mujeres a concurrir con mantillas y guantes, y a vestir de negro, tal como dicta la tradición religiosa. Del mismo modo, se ha solicitado la presencia de representaciones tanto de la Banda de Música del municipio, como de la de Gaitas de Corvera, con tambores que, con su ritmo cadencioso, marquen el avance de los fieles. Todo ello se hará, eso sí, en escrupuloso silencio.

Hay un amor sincero en el empeño puesto por los parroquianos, pero su aspiración va mucho más allá de lo que pueda parecer. «Por ahora, somos una agrupación pero, una vez aprobados los estatutos, nos convertiremos en la Cofradía de la Santa Cruz», manifiesta Valdés. Sería, de hecho, la primera y única de su clase en suelo corverano, una voluntad en absoluto descabellada. «Hay muchas personas que comparten nuestras creencias, que quieren sacarlas a la calle. Y si, además, se nos unen de otras parroquias... ¿Por qué no podemos tener una Semana Santa propia aquí, en Corvera?».

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