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CHELO TUYA
GIJÓN.
Lunes, 29 de junio 2020, 01:50
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Una de cada cuatro niñas sufrió algún tipo de abuso sexual en la infancia. Le ocurrió lo mismo a uno de cada siete niños. Los informes que maneja Crisálida, una entidad especializada en ayuda a víctimas de estas agresiones, hablan de que un 14% de los asturianos pasaron por esa situación. Significa, de acuerdo a sus cifras, que 130.000 asturianas y 70.000 asturianos fueron víctima de abuso en su niñez. Aunque no lo recuerden.
«Porque el cerebro tiene mecanismos de defensa para bloquear recuerdos traumáticos», explica Verónica Argüelles. Trabajadora social, es una de las integrantes del equipo de Crisálida que, el pasado día 30 de mayo, inició su andadura en Asturias. Fundada por los asesores familiares Josefina Sánchez, también «superviviente de abuso sexual», y Joel de Bruine, cuenta con la colaboración, además de la propia Verónica, de la psicóloga Paula Marín, especialista en trauma, y de Amelia Montes, fundadora de ForoGam, también víctima y especializada en grupos de ayuda a adultos que pasaron por su misma situación en la infancia.
«Estamos hablando de un problema generalizado. Cuando decimos abuso sexual no hay que pensar, exclusivamente, en violación, hay muchas formas de abuso que generan también mucho daño», aclara Argüelles.
Así, explica que «un acoso en la calle, que te metan mano en el autobús, que te toque un pariente, que un noviete o compañero del colegio te obligue a hacer algo que tú no quieres, todos estos son ejemplos de abuso sexual que, normalmente, no se cuentan». Un silencio que contribuye a incrementar el daño que causó esta acción, «un daño enorme que, si no se trata, tiene consecuencias».
Unas consecuencias tanto físicas como psicológicas. «Tenemos casos de personas que, tras haber sufrido abusos en su infancia por parte de un pariente y olvidado el suceso, sufren un 'shock' cuando esa persona fallece: todos los recuerdos vuelven de repente», advierte la trabajadora social.
También se dan los casos de padres o madres «que sufrieron abusos en la adolescencia y que los borraron, y vuelven a recordarlos cuando sus hijos llegan a la edad en la que ellos los sufrieron».
De acuerdo a los estudios que utiliza Crisálida, «el 60% de los abusos se producen en el seno de la familia», lo que hace mucho más difícil «que la víctima pueda contarlo», asegura Argüelles que considera clave «contar con atención especializada para poder superar esta situación».
Una atención que Crisálida comenzó a ofrecer en Asturias hace un mes y cuyo acto de puesta de largo aquí hubo de modificarse. «Ibamos a hacer la presentación en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, sin embargo, la pandemia del COVID-19 nos obligó a hacer la presentación de forma virtual».
Tras la presentación, la creación de los grupos de apoyo. «Hemos visto que la terapia grupal tiene muchas ventajas para lograr sacar a la luz todos los problemas», aclara Argüelles. Los primeros grupos de apoyo se crearán «en Gijón, Oviedo y Avilés», aunque la vocación de Crisálida es dar atención «a todas las personas que lo necesiten».
De hecho, como entidad sin ánimo de lucro, en la que todos los expertos trabajan de forma voluntaria, Verónica Argüelles deja claro que la falta de recursos económicos de algún afectado «no va a ser ningún impedimento. Nadie se quedará sin terapia por no poder pagarla».
Argüelles, que es trabajadora social de un ayuntamiento, especializada en intervención familiar, tiene claro que «son muchas las personas que han pasado por esta situación y, lo recuerden o no, están sufriendo tanto física como psicológicamente». Les preocupa a todos los integrantes de Crisálida «lo que ha pasado en este confinamiento».
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