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El alcalde de barrio, Julio Fueyo, en una de las calles donde han sido tapiadas las puertas.

El Puente, un camino a la marginalidad

El Ayuntamiento estudia las distintas posibilidades de actuación, mientras los vecinos urgen medidas de reparación

MARTA VARELA

Jueves, 14 de junio 2018, 11:06

Casas tapiadas, tejados derrumbados, okupas ocasionales, cascotes en las aceras... Es la actual imagen del barrio langreano de El Puente, imagen que sus vecinos no están dispuestos a soportar por más tiempo. Por ello han solicitado ayuda al Ayuntamiento para que mejore algunas de las zonas degradadas. Mientras, confían en que se haga realidad las promesas, dado que el Consistorio estudia las posibilidades de actuación.

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Para muchos de sus habitantes, la mayoría de edad avanzada, el principal temor es que algunas de las casas están ocupadas por familias con escasos recursos económicos y que practican «la venta y consumo de droga a diario, lo que puede convertir al barrio en una zona marginal». Además, recuerdan, muchos de los inmuebles están en desuso y sin ningún mantenimiento, casi en estado de ruina: «caen cascotes de los aleros y tenemos miedo a pasar por algunas partes» explican los vecinos.

El alcalde de barrio, Julio Fueyo, ya ha acudido en varias ocasiones a la Corporación para informar de la situación y pedir que algunas edificaciones en mal estado sean declaradas en ruina. Por el momento, el personal municipal ha procedido a tapiar algunas viviendas para que no sean ocupadas, aunque los vecinos no creen que sea suficiente.

Y es que el problema se viene arrastrando desde hace más de quince años. Quince años en los que el barrio se ha ido deteriorando, y perdiendo población, casi a diario. De hecho, Fueyo explica que en estos momentos «el barrio es muy problemático. No estaría de más una mayor presencia policial, que pasen al menos uno a dos veces en cada turno».

Son muchos los vecinos que recuerdan como, en la madrugada del pasado 17 de julio, dos viviendas deshabitadas y tapiadas resultaron calcinadas, tal y como informó EL COMERCIO. Según sus apreciaciones, «de forma intencionada», con el temor de que el fuego llegara a otras edificaciones próximas. «Son casas antiguas con muchas madera, que queman bien». El temor lleva camino de convertirse en pánico.

Ruinas sin reparar

«Parece que se está abandonando el barrio. Esta es una situación de emergencia, no solamente de buena o mala imagen», dicen con preocupación. A su juicio, el mayor problema viene de las casas en ruina, que deberían ser reparadas de forma inmediata.

Algo que, en primer lugar, debería correr a cargo de los mismos propietarios, «aunque sean obligados por el Ayuntamiento».

Mientras, esperan, pero no desesperan. Antes de rendirse, advierten, irán con sus protestas ante el propio Ayuntamiento para que escuche sus voces. El futuro de El Puente está en juego.

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