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Uno de los puentes más significativos para Mieres y los mierenses, el de La Perra.
Los once puentes del río Caudal

Los once puentes del río Caudal

La historiadora Mónica García recoge la historia de estas construcciones, «las más complicadas para un ingeniero porque crean un espacio donde no lo hay»

juan san martín

Domingo, 5 de marzo 2017, 20:17

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De los romanos hasta ahora. De la piedra al metal y al hormigón armado. Es la historia de la construcción de los puentes. Historia que puede comprobarse en Mieres. En el curso del río Caudal por el concejo, en los once enlaces que salvan la corriente. En sus once ejemplos de ingeniería y obra pública. En ellos puso la atención Mónica García, historiadora del arte y consultora turística. Su tesis doctoral sobre las construcciones del ingeniero José Eugenio Ribera han derivado en nuevos estudios. Recientemente los puso de manifiesto en la charla La azarosa historia de los puentes sobre el río Caudal que impartió en el Museo del Ferrocarril.

«Un puente es la obra más complicada para un ingeniero, porque tiene que crear un espacio donde no lo hay», dice García, que resalta esa complejidad y la importancia de estudiar el patrimonio de la obra pública. Todo se suma y se da cita en el río Caudal. Nace en la localidad de Sovilla, en la confluencia de los ríos Lena y Aller, atraviesa las poblaciones de Ujo, Santullano, Mieres, Santa Eulalia y Argame, y desemboca en el río Nalón, a la altura de Soto de Ribera. De los once puentes, los más significativos son el de La Perra, del siglo XVIII, reconstruido en varias ocasiones, la última de ellas por el ingeniero catalán José Eugenio Ribera; el de Carlos Fernández Casado, de mediados del siglo XX, y el de Santullano, del XVIII y que durante mucho tiempo fue el primer y único camino rodado entre el Principado y la meseta.

Carlos Fernández Casado fue el encargado de construir uno de los puentes más representativos del Caudal, en 1968. Se realizó mediante semianillos prefabricados que se montaron apoyados en los salmeres y en una torre central, y sobre ellos se hormigonaron los tímpanos y posteriormente la losa superior. Aunque, sin duda, el más conocido entre los mierenses es el de La Perra. Data del siglo XVIII, y fue diseñado para unir los dos márgenes del río y transportar mercancía desde la Fábrica de Mieres y llevarla al interior. En sus inicios fue construido con madera de roble, pero en el año 1900 una gran riada destruyó una de las palizadas del lecho del río. Se reparó de forma inmediata para evitar los prejuicios que ocasionaba en la comunicación con otras zonas del Principado. En 1926, una nueva riada provoca daños en la infraestructura y en 1928 se proyecta su reconstrucción y el encauzamiento del río para evitar daños en el puente e inundaciones. La obra concluyó en 1931. En la actualidad, por el puente de la Perra no circulan vehículos rodados, solo peatones.

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