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MARTA VARELA
LANGREO.
Jueves, 22 de febrero 2018, 00:10
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Langreo comenzaba este curso escolar con un centro educativo menos. Tras 87 años de actividad, el colegio Santo Tomás de Aquino de los Dominicos no abría sus puertas en su sede habitual, ya que un año antes se había fusionado con el Beata Imelda, el colegio de las Dominicas de La Anunciata, bajo el auspicio de la Fundación Educativa Santo Domingo, y es éste segundo el que concentra toda la actividad docente.
El inmueble, ubicado en el centro urbano del distrito langreano de La Felguera, no tiene uso a día de hoy. Sin embargo, esta situación podría cambiar, ya que desde hace algunas semana una agencia inmobiliaria de esta población lo publicita en exclusiva para su alquiler.
La oferta se presenta como una «oportunidad irrepetible». Se ofrece una superficie total de 5.164 metros cuadrados divididos en colegio, iglesia y patio. El inmueble tiene dos entradas: una, en la calle Baldomero Alonso y otra, en Melquíades Álvarez. Además, se ofrece la posibilidad de negociar las condiciones para adecuar el recinto a una nueva actividad.
El alquiler propuesto es de 6.000 euros anuales. No cabe la posibilidad de adquirirlo. La oferta sólo ofrece imágenes del exterior del edificio y de su ubicación.
La operación se está gestionando con cautela. Si bien EL COMERCIO ha podido confirmar que la oferta ha causado cierto revuelo entre promotores y empresarios y que ya han sido varios los que han pasado por el antiguo centro escolar para visitarlo e interesarse por su estado. En principio, la posibilidad de que vuelva a ser un centro educativo es remota.
Los nuevos usos podrían encaminarse a su adecuación como residencia o miniapartamentos. Incluso no se descarta que pudiese interesar a alguna institución pública. Y es que el precio del alquiler -bajo, según el sector, para la superficie ofertada y la ubicación-, así como las posibilidades de negociación resultan muy atractivos para muchos empresarios que ya han comenzado a visitarlo.
Por tanto, es posible que la operación pueda cerrarse en corto tiempo, si bien el montante económico que supondría adecuarlo a futuros usos es lo que tiene indecisos a los potenciales arrendatarios.
El colegio consta de dos partes diferenciadas: una zona pequeña que servía como alojamiento para los hermanos Dominicos (cuya congregación es titular del mismo), y la del colegio propiamente dicha, que tiene aulas repartidas en la planta baja, primer, segundo y tercer piso; diversas estancias adecuadas como aulas y zonas de estudio. Además, tiene un amplio sótano con un área habilitada como gimnasio y otra como comedor.
La oferta incluye una amplia iglesia, cuyo sótano dispone de un salón de actos adecuado para más de 300 personas.
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