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A. FUENTE
MIERES.
Viernes, 9 de agosto 2019, 00:25
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Fue tras una inspección rutinaria en una clínica de Mieres cuando los agentes del Seprona -el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil- se encontraron un caso de maltrato animal. Un perro de la raza american bully se encontraba «en estado crítico, con las orejas mutiladas y con diversas heridas de diferente gravedad repartidas por todo el cuerpo, estaba prácticamente inmóvil y presentaba una actitud esquiva.. Tenía además un cuadro de hipotermia y deshidratación severa, del ya estaba siendo tratado». Tras este hallazgo, la Benemérita ha iniciado la investigación de un varón -S. F. R., de 25 años- como presunto autor de un delito de maltrato animal y otro de abandono.
El animal presentaba una herida en la zona interescapular de unos 25 centímetros, con puntos de sutura abiertos y desgarro en ambos pabellones auriculares, también una parálisis en la extremidad posterior derecha y una úlcera que derivó en la pérdida del globo ocular derecho.
El perro no estaba identificado con microchip y todo parece indicar que la mutilación de las orejas fue fruto de una intervención no facultativa con algún objeto cortante, como pudiera ser un cuchillo o unas tijeras, según explican los investigadores.
Tras iniciarse la investigación para esclarecer los hechos, los agentes del Seprona pudieron localizar al presunto autor, cuya actividad profesional es la de criador de perros. La investigación permitió saber que el joven, una vez que le había producido las heridas al animal y viendo que éste no le valdría para su negocio de criador de perros, se desentendió del mismo regalándose a un conocido, el cual, tras ver las heridas que tenía por todo el cuerpo decidió llevarlo al veterinario.
El joven está siendo investigado como supuesto autor de un delito de maltrato animal, al causarle presuntamente lesiones que menoscaban gravemente la salud del animal.
Desde la Guardia Civil recuerdan la existencia de un Convenio de la Unión Europea que prohibe la intervención quirúrgica cuyo objeto sea modificar la apariencia de un animal de compañía o conseguir fines no curativos, y en particular, el corte de cola, el corte de orejas, la sección de cuerdas vocales y la extirpación de uñas y dientes, permitiendo únicamente las excepciones si un veterinario considera necesario las intervenciones no curativas por razones médicas o para impedir la reproducción.
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