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ALEJANDRO FUENTE
Miércoles, 28 de septiembre 2022, 01:14
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El suave repiqueteo de la campana y el sonido de la gaita acompañaron en su corta procesión a los santos Cosme y Damián, los Mártires de Valdecuna. Fueron escoltados por cientos de fieles tras la misa mayor de mediodía. Eran los romeros menos de los que se esperaban para ser una fiesta de interés turístico que no se celebró en los dos años anteriores por la crisis sanitaria. Los que sí acudieron apuntaban a la previsión de mal tiempo, pero al final los rayos de sol se asomaban y animaban a completar el sinuoso recorrido a pie hasta Insierto.
Las misas dieron comienzo en el santuario a las siete de la mañana. Los personas que hasta allí se acercaban pasaban el pañuelo por las figuras situadas junto al altar para pedir salud. Un equipo de la televisión pública japonesa NHK lo grababa todo para un reportaje sobre el Camino de Santiago. La parroquia cuenta, desde hace pocos días, con nuevo sacerdote, Alfonso Abel Vázquez. «Hay mucho fervor y la gente acude a los santos para pedir salud para ellos y sus familiares». Pero la misa mayor fue oficiada por Manuel Roces, quien fue el cura 57 años. «Se nota el cariño de los vecinos; son muy buena gente». Se mostraba convencido de que los Mártires «intercedieron para vencer a la pandemia», añadió Roces.
En un goteo constante, los romeros bajaban por la empinada cuesta o por los 55 escalones hasta el santuario.
Encendían velas y las colocaban sobre el muro exterior -aquel que fue reparado con cemento generando quejas políticas y que ya lucía ayer con las piedras restituidas-. Y a los santos, efectivamente, se les pedía salud. «Sin eso no hay nada», señalaba Encarnita Morán, de Gijón, que lleva 22 años acudiendo todos los años a la fiesta. Conchita Fernández, de Mieres, afirmaba que la crisis sanitaria «ha demostrado que es importante tener un buen sistema público sanitario. Con San Cosme y San Damián también se rinde tributo a todo ese personal que luchó contra el coronavirus».
Tras la misa y la procesión el foco de atención se centró 55 escalones más arriba en la puya'l ramu. La rosca llegó a cien euros en la subasta. Y el grupo de baile L'Artosu animó a los asistentes que ya daban cuenta de la sidra y de los bollos preñaos; todo ante la mirada que parecía dirigir el Víctor Manuel pintado en el gran panel que daba la bienvenida a los romeros.
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