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Los propietarios de las cinco vacas tiroteadas en Parana y otros afectados. A. F. G.

«Ahora mata a nuestras vacas, pero mañana nos pega un tiro a nosotros»

Los propietarios de los rebaños tiroteados en Parana aseguran sentir «rabia, impotencia y miedo» por lo ocurrido en el pueblo de Lena

A. Fuente

Parana (Lena)

Lunes, 5 de junio 2023, 01:52

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Aseguran sufrir rabia, desesperación y miedo a partes iguales. Se trata de una familia del núcleo lenense de Parana y algunos de sus vecinos. Entre el viernes y el sábado encontraron, en el denominado monte Ladrones, tres vacas y una xata muertas a tiros en la cabeza. Gregorio García, su mujer Mariluz González y su hija, Sara, afirman sentir esa «rabia» ante la pérdida de las reses, «no ya por su valor económico, porque no nos dedicamos a la ganadería profesionalmente, sino porque eso no se hace a los animales, a los que cuidamos y tenemos cariño». Manifiestan padecer «desesperación» porque dicen que no han podido hacer nada para evitarlo. El presunto autor de los disparos es un joven, que es de la familia, a quien «no podemos detener». Y «miedo» porque alertan «ahora está matando reses, mañana nos pega un tiro a nosotros».

A estas cuatro reses muertas se suma, además, una quinta cabeza también muerta a tiros, propiedad de un vecino -que fue quien dio la voz de alarma- y una novilla de la familia García con graves heridas en la cabeza. En la mañana de ayer se reunieron todos en el pueblo, donde reside la mayoría. «No sabemos el motivo por el que esta persona, al parecer, nos está haciendo todo este daño. Lo único que nos da por pensar es que no está bien de la cabeza y cualquier día hay una desgracia en el pueblo», señalaban. Les preocupa que posea esa arma de la que carece de licencia, manifiestan, y que la vuelva a usar.

El presunto autor de los disparos ya declaró ante la Guardia Civil en calidad de investigado el sábado en el puesto de Pola de Lena. «Cuando vinieron los agentes y llamaron a su puerta se montó un revuelo tremendo en el pueblo», afirmaba Sara. Y es que, aunque reside en Pola, posee casa en Parana «y acude todos los días». ¿El problema? «Que nos cruzamos diariamente con él; procuramos no hablarle, no decirle nada para que no le parezca una provocación, porque creemos que es el autor de muchos más daños a nuestro ganado desde hace cuatro años», explicaban.

Gregorio García y su hermano José Antonio señalaban que tienen estas cabezas de ganado a modo de afición, no de forma profesional. «Teníamos siete reses, y ahora nos quedan tres, y una herida en la cabeza». Más temor por sus animales tiene Rocío Rodríguez, propietaria de una de las xatas (la quinta) muertas a tiros. «Nosotros tenemos una treintena de cabezas, y ahora como le dé por ir a por las nuestras, porque ya no quedan apenas de las de los demás, puede generar mucho daño a nuestra explotación».

Gregorio García fue quien dio el aviso a la Guardia Civil. También va a presentar denuncia por lo ocurrido, a la espera de recibir los pertinentes informes veterinarios. «Nos dijo el facultativo que jamás había visto algo así, el daño que se causó a los animales es salvaje», añadía. Pero la serie de macabros sucesos es larga. Al principio, de esto hace cuatro años, recordaban, se dedicaba a sacar las vacas y los caballos, que también tienen, de los cierres; «pues nada, los volvíamos a meter y arreglado». Pero los daños fueron creciendo. Fue en septiembre de 2020 cuando acudieron a una caseta que tenían por la zona. «Vimos que la puerta estaba abierta y que nos faltaba herramienta y material». Pero eso no fue lo peor: «Teníamos perros que ya no estaban y gallinas, una decena, todas con la cabeza cortada», contaban. Más adelante, ardieron dos de las cabañas de la familia.

En el juzgado

Después les comenzó a desaparecer ganado. «Piensas que son cosas que suceden en el puerto». Pero fueron atando cabos. «Una vez, nos dimos cuenta de que nos faltaban dos yeguas y un semental. El macho apareció al poco, o bueno, sus restos; solo encontramos una de las patas». Los otros dos animales, fueron hallados más adelante gracias a un vecino. Solo se encontraron las pieles y los huesos. Habían encerrado a los animales en una cuadra y allí murieron, «sin poder comer ni beber». Y hay más. «Una vez nos encontramos con un potro, tras ser inspeccionado por el veterinario, éste determinó que le habían inyectado algo y se le secaron los globos oculares». A otra yegua le detectaron heridas en la cabeza. Pensaron que se trataba de un golpe, pero tras realizar una radiografía, encontraron diez perdigones incrustados. De todo esto, asegura la familia, hubo denuncia ante el Seprona. «Pero siempre se libra por falta de pruebas, estamos realmente desesperados». Menos en una ocasión que ha sido condenado por agresión a un miembro de la familia. Ahora el caso se encuentra en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Lena.

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