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DANI BUSTO
GIJÓN.
Viernes, 19 de julio 2019, 01:54
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La cultura sidrera ya tiene los papeles en regla y se convierte, formalmente, en aspirante a ser declarada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El Principado formalizó ayer esta propuesta y remitió la documentación justificativa al Ministerio de Cultura. El objetivo, y el deseo, es que la cultura sidrera, que se vincula a todo lo que gira en torno a esta bebida y sus costumbres, se incluya en la lista de la Unesco.
En la documentación técnica aportada por el Gobierno regional se describe detalladamente la «cultura sidrera» asturiana y se hace hincapié en sus elementos constitutivos, sus rasgos identitarios y su especificidad. El documento incluye todo el proceso de elaboración de la sidra, desde la plantación de manzanos al embotellado, la posterior comercialización y el consumo doméstico.
Además, en el documento, que considera la sidra como «uno de los principales iconos de Asturias», se incide en el gran respaldo social que la candidatura logró concitar en la región y el intenso proceso de participación ciudadana que acompañó a la preparación de la propuesta.
En este trabajo también se explica que la sidra configura una cultura inmaterial «genuina», en la que tienen cabida manifestaciones artísticas (música, pintura y literatura, entre otras) con sus propios «rituales» y normas internas escritas y no escritas.
De esta forma se completa la fase técnica del proceso, desarrollado a lo largo del último año por el comité director para la elaboración de la candidatura. En este comité participaron antropólogos, historiadores, especialistas en el mundo de la madera y técnicos de la Administración que, según recordó el Gobierno regional en un comunicado, «han sabido condensar la idiosincrasia, el simbolismo y la pluralidad de la cultura sidrera».
Esta candidatura, impulsada por las consejerías de Educación y Cultura y Desarrollo Rural, está apoyada por los responsables de la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias.
Lo que parece claro es que el interés por la sidra traspasa fronteras. Baste como ejemplo recordar que durante esta semana una treintena de alumnos de la UNED, dos de ellos extranjeros, estudian en Gijón la trascendencia patrimonial e industrial del sector sidrero.
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