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ELENA RODRÍGUEZ
GIJÓN.
Sábado, 5 de septiembre 2020, 01:41
Serán las primeras en volver a clase (lo harán el lunes) y, por tanto, las primeras en someterse a las pruebas PCR. Más de 180 educadoras y personal no docente de las escuelas de 0 a 3 de Gijón se hicieron ayer los test en la Casa del Mar y el 'auto-covid' del Hospital Universitario de Cabueñes. En la primera, ya había una pequeña cola pasadas las nueve de la mañana. Tras coger número, el personal sanitario las iba llamando, les tomaba la temperatura, les instaba a lavarse las manos con gel desinfectante e iban pasando a la primera planta. Como en Cabueñes, les advertían de que les iban a introducir un bastoncillo por la nariz. «Es algo desagradable; no molesto y os puede caer alguna lagrimilla». «He sentido algún resquemor, pero no es nada incómodo», decían unas mientras que otras salían con los ojos un poco llorosos «porque llega hasta la garganta».
Aun así, todas están convencidas de que «son necesarias. Es un deber de la administración y un deber nuestro aceptarlas para tranquilizar a las familias. Es una medida añadida además de todas las que están adoptando las escuelas, para garantizar la seguridad». Eso sí, creen que «periódicamente deberían repetirse».
Si algo reprochan es «la premura» de los plazos. Tras hacerse la pruebas, se dirigían apresuradamente a El Coto, donde iban a recibir un curso de formación anti-covid. El jueves, la víspera de los test, recibieron por primera vez a las familias nuevas en la escuela. En dicho encuentro, «con todas las medidas de seguridad», los padres pudieron conocer in situ y de primera mano un protocolo, que pasa «por la instalación de felpudos higienizantes a la entrada, el uso de calzado exclusivo en el centro, la esterilización más aún si cabe de los biberones, los juguetes, los chupetes, el lavado de manos frecuente y hasta la colocación de pantallas para comer», detallaron Esther García y Jessica García, de la escuela de Montevil, en la Casa del Mar.
Carmen Menéndez se hizo la prueba en Cabueñes. «Empezamos con incertidumbre, con miedo, pero a la vez con ilusión. La infancia ha sido la gran olvidada durante el confinamiento. De todas las medidas que se aprobaban, nunca se trató la de ella. Hay que ponerla en el centro y darle la importancia que se merece», Como otras compañeras, subraya que «con lo que tenemos vamos a hacerlo lo mejor posible, con empatía y respeto, haciendo también una labor pedagógica para que los niños integren las medidas higiénicas en su rutina». El lunes vuelven y confían en que con la plantilla al completo. Hay plazas sin cubrir.
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