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Covadonga. El Real Sitio es uno de los 'puntos calientes' señalados por el Ayuntamiento de Cangas de Onís porque no solo acoge a cientos de miles de turistas cada año, también es punto de partida para numerosas rutas de montaña por el Parque Nacional de los Picos de Europa y la subida a los Lagos de Covadonga. XUAN CUETO

«Deberían haber reforzado antes»

«Hicimos un esfuerzo, pero llegamos hasta donde llegamos», se quejan los empresarios de los concejos en alerta naranja, en los que echan en falta «más vigilancia»

LUCÍA RAMOS

LLANES.

Domingo, 30 de agosto 2020, 01:41

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Son enclaves con una enorme belleza natural o un fuerte significado histórico, lo que hace que, año tras año, miles de turistas pongan el foco sobre ellos. Por esta razón, lugares como Poncebos, Covadonga, el río Sella y las playas de Llanes y Ribadesella se encuentran entre los denominados 'puntos calientes' que los cinco concejos afectados por la alerta naranja han identificado con la intención de que se lleve un mayor control sobre los mismos. Algo que, según indicaban ayer quienes viven y trabajan en ellos durante todo el año, «llega tarde».

«Ya en julio avisamos al Ayuntamiento de Cabrales de que la situación se podía descontrolar. Lo hicimos para que solicitasen refuerzos a la Delegación del Gobierno, pero aquí no se presentó nadie y trabajar nos resultó más duro y difícil que nunca», indicaba el propietario del restaurante Garganta del Cares, Paco García. Si bien la mayoría de los clientes que llegan a Poncebos cumplen con las normas de seguridad, «siempre los hay que se niegan e incluso te insultan», lamentó. Y recordó cómo hace apenas unos días se vieron obligados a cerrar las puertas del negocio porque «la cabeza no nos daba para más».

Ruta del Cares. Es uno de los itinerarios más conocidos, lo que genera una gran afluencia de personas que afecta también a su punto de partida, Poncebos, de donde salen el funicular de Bulnes y la subida a Sotres.

Desde el hotel y restaurante Mirador de Cabrales, Sandra Martínez reconocía que «este verano hubo mucha más gente que otros años». Una tendencia, apuntó, que «se dio en toda Asturias» y que unida a las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno para combatir la crisis sanitaria obligó a redoblar esfuerzos. «Hubo que tener mucho control para poder cumplir con los aforos y en algunas jornadas se hacía complicado», indicó.

Y es que, apuntaba Paco García, «dentro de nuestros negocios mandamos nosotros, pero la presencia de alguna autoridad, como agentes de la Guardia Civil, habría ayudado». Algo con lo que se mostraba de acuerdo el gerente de la empresa de turismo activo Cangas Aventura, Manolo Villarroel. «Los empresarios del sector hicimos un esfuerzo enorme para adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad, pero no somos policías para ir detrás de la gente río abajo o por las calles vigilando que se pongan la mascarilla y mantengan las distancias, debería haber más vigilancia», manifestó. Y criticó que desde el Principado decidiesen declarar la alerta naranja en varios concejos del Oriente «a toro pasado, ahora cuando ya no va a haber aglomeraciones». «Va a afectar mucho y se va a destruir empleo que se podría haber mantenido si no hubiesen generado tanto alarmismo», advirtió.

Del celo con el que la mayoría de las empresas velaron durante todo el verano por el cumplimiento de las medidas de seguridad frente a la COVID-19 daban buena fe los clientes. «Lo tienen todo muy bien preparado, tanto aquí para bajar el Sella como en otros sitios donde estuvimos estas vacaciones como restaurantes y una quesería, donde vigilan en todo momento que lleves mascarilla, por ejemplo», apuntaban desde las instalaciones de Cangas Aventura Patricia Aleix y Toni Anglada, llegados de Mallorca junto a sus hijos Lía y Álex. Y la joven sevillana Luisa Peña se mostraba de acuerdo. «Íbamos a ir al País Vasco pero finalmente nos decantamos por Asturias porque aquí la situación era más segura y desde que llegamos nos fijamos en que, en general, todo el mundo lleva mascarilla y evita juntarse demasiado, entre otras cosas», señaló.

Puente Romano. Este verano el Ayuntamiento cangués diseñó un circuito para evitar las aglomeraciones. En la ciudad también preocupa el mercado dominical, suspendido temporalmente.

Degradación

Las playas llaniscas y riosellanas son otro punto de riesgo, según apuntaron desde sus respectivos ayuntamientos. Los mismos que desde principios de verano reclamaron un mayor apoyo por parte del Principado y la Delegación del Gobierno para poder vigilar los aforos de sus arenales. Este año la afluencia en algunas jornadas fue tan elevada que llegó a provocar las quejas de vecinos de localidades como Andrín, Celorio, Niembro y Vega. También desde el Consistorio llanisco mostraron su preocupación por la degradación que estaban sufriendo los entornos de enclaves muy visitados, como la playa de Gulpiyuri.

Otro de los puntos que más atracción generan año tras año son el Santuario de Covadonga y los Lagos, por donde llegan a pasar más de un millón de personas. Una afluencia que este año creció considerablemente, según la percepción del canónigo penitenciario, José Juan Hernández. «Desde principios de junio la llegada de gente fue espectacular, con muchísimos madrileños», indicó. Y reconoció que en algunas jornadas llegaron a verse «superados». «No estaría de más reforzar la vigilancia, no podemos olvidar que esta es la puerta de entrada del turismo a Asturias y a los Picos de Europa», recalcó. Y reconoció, eso sí, que tras el decreto de la alerta naranja «se notó un bajón considerable».

El socio de la cooperativa canguesa Taxitur Luis Toraño, por su parte, indicó que este verano tuvieron más trabajo que otros, pero «porque somos siete menos que el año pasado». Y recalcó que, «en general, todo el mundo respeta las medidas de seguridad, está muy concienciada y no notamos desorden o descontrol».

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