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ELENA RODRÍGUEZ
OVIEDO.
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 00:57
«Que no se sientan agobiados, que aquí no se va a perseguir a nadie. Lo único que queremos es ayudar y ayudar». Lo decía ... ayer la consejera de Educación, Lydia Espina, después de que los centros manifestaran en los últimos días sentirse como «un polvorín a punto de estallar» ante la «aplicación exprés» de la nueva ley educativa, la LOMLOE, que se aplica este año académico en los cursos impares. De forma reiterada han insistido en la «enorme carga burocrática» que lleva una ley que no solo es nueva, sino que implica un profundo cambio de metodología. Y rehacer todos los documentos de centro, aseguran, les 'come' el día a día y les «desvía» del verdadero foco: la atención al alumnado.
En todo este contexto, Espina se reunió ayer con los comités de directores de Infantil y Primaria, Secundaria y una representación de los de la escuela concertada para resolver dudas y, sobre todo, «escuchar», como, dijo, lleva haciéndolo desde que ocupó el cargo y «así se ha demostrado». Ayer, en el transcurso de todos estos encuentros, avanzó que, tal y como pedían, flexibiliza a los centros los plazos de entrega de la documentación. Si a principio de curso había aplazado al 6 de febrero la presentación de las programaciones docentes, ayer señaló que la consejería da de margen hasta final de curso, «hasta la evaluación final», para que hagan entrega de dichas programaciones didácticas o docentes y de las concreciones curriculares.
Da así «el plazo máximo, porque ya no hay margen de que sea mayor», para que colegios e institutos apliquen con más tranquilidad la nueva normativa. Entiende «lo ajustado de los plazos» en los que consejería y profesorado han venido trabajando, como consecuencia también de la demora del ministerio en publicar los reales decretos. Educación flexibiliza plazos en la entrega de documentos, pero no en la aplicación de la LOMLOE, que sigue su curso. «No se puede paralizar como veo que piden algunos diputados. Es una ley orgánica de obligado cumplimiento e incurriríamos en una ilegalidad».
Hay una fecha que sí se mantiene: los centros han de tener listos la próxima semana, el 1 de diciembre, los criterios de calificación. Esto es, la ponderación que los docentes han de dar a criterios basados en lo que saben hacer los alumnos. Es obligación de los centros «informar a las familias» de cómo se va a calificar.
Ese mismo día la consejería tiene previsto publicar las instrucciones de evaluación, un paso previo a la resolución de evaluación. Explica el departamento de Lydia Espina que ni las instrucciones ni la resolución posterior hablan de cómo calificar, sino exclusivamente «del procedimiento de evaluar: de quiénes se tienen que reunir para la evaluación, qué documentación han de aportar».
Y todo esto siembra confusión en buena parte del profesorado que, a un mes de cerrar el trimestre, confiesa que no sabe cómo hacerlo. «La evaluación está protegida desde el minuto uno. En el real decreto (ministerial) y el decreto (de la comunidad) figura todo para evaluar. Otra cosa es lo que podemos hacer a mayores, como dar en las instrucciones y la resolución más facilidades para que (los profesores) tengan más claridad».
Ante la críticas por falta de formación y tras detallar la que se ha impartido a formadores y que ha llegado a 300 docentes, afirmó la consejera que «habrá otra expresa para directores y directoras. Tendrá un formato interactivo. Esto es, podrán dialogar en directo para que a sus dudas se pueda responder sobre la marcha». Y, al igual que la anterior, también «se trasladará al resto de docentes».
Previamente, para este mismo viernes está previsto colgar unos 'minivídeos' sobre elementos clave referidos precisamente a esos documentos en los que trabajan los centros. También se ofrecerá documentación sobre situaciones de aprendizaje adaptadas al modelo asturiano, en la que los docentes que quieran también podrán compartir las suyas.
La sensación de los directores, a la salida, fue «positiva». Yolanda López Fueyo, del comité de directores de Primaria, señaló que «la flexibilización de plazos supone un respiro, poder hacer las cosas con más calma y pensar mejor. Ha sido un principio duro». Simón Cortina, de Escuelas Católicas, agradeció «la escucha, que se hayan flexibilizado los plazos y haya una formación más útil, pegada al aula. Agradecemos la gradualidad. Es bueno para los alumnos, los centros y la implementación de la nueva ley educativa».
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