Los expertos avisan: «Los embarazos adolescentes han aumentado en Asturias»
Los facultativos inciden en la necesidad de ofrecer a los jóvenes educación sexual
Un embarazo adolescente es sin duda una «situación no deseable», detrás de la que habitualmente «está la violencia». Una situación que «ha aumentado» en Asturias, «especialmente en familias migrantes». Así lo explica Isolina Riaño, pediatra del HUCA y presidenta del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI). Dice que no tiene datos estadísticos (en cuyo estudio promete enfrascarse), pero que es su sensación, basada en la experiencia. La misma que le lleva a asegurar que si ese embarazo supone o no un drama para la joven dependerá en gran medida de los apoyos con los que cuente. Porque la situación socioeconómica, la vulnerabilidad, los componentes culturales... influyen también en estas cuestiones.
De esto y de mucho más se ha hablado en la jornada 'Embarazo de adolescentes... algunos interrogantes', celebrada en la Facultad de Educación y Formación del Profesorado y organizada por la organización Arco Iris Educación para el desarrollo.
Las últimas estadísticas oficiales indican que Asturias está por encima de la media del país en cuanto a embarazos adolescentes. Pero en la jornada de hoy se ha querido ir mucho más allá «de las cifras».
Y se ha hablado, muchísimo, de educación. En un momento en el que hay que pone en duda los programas de coeducación en las aulas, los expertos han insistido hoy en la necesidad de hablar con los adolescentes, atender sus dudas, dejar que se expresen, que encuentren lugares de confianza en los que preguntar. Porque la educación sexual es «una vacuna contra los embarazos adolescentes, las enfermedades de transmisión sexual, el VIH, los abortos». Lo cuenta José García Vázquez, coordinador de 'Ni Ogros ni Princesas', el programa regional de educación afectivo-sexual que desde hace años llega a los centros educativos y que ha recibido reconocimientos incluso de la UNESCO.
García defiende el derecho a recibir educación sexual y las evidencias científicas sobre los contenidos apropiados a cada edad, recogidos incluso por un documento de la ONU. «Hay evidencias de lo que se debe enseñar, igual que las hay para las matemáticas y las ciencias naturales». El coordinador de 'Ni ogros ni princesas' pone como ejemplo la experiencia de Estonia, donde se introdujo un programa de educación sexual integral en el curriculum educativo del último curso de Primaria y los dos primeros de Secundaria. Al cabo de unos años, se comprobaron no solo el descenso de enfermedades de transmisión sexual o embarazos adolescentes, sino también el aumento del rendimiento escolar.
«La educación es clave», insiste Isolina Riaño, así como «lanzar mensajes coherentes, establecer redes, acompañar a los jóvenes en ese momento tan importante en el que se está construyendo su identidad». Porque de esa educación depende también que no formen solo con el porno, con las redes sociales y que «no estén tan pendientes de los 'like', porque la vida va mucho más allá de una pantalla. Habrá momentos positivos y negativos y hay que saber gestionarlos». Se trata, sobre todo, de «promover el buen trato y establecer relaciones saludables» y esto es lo que persiguen estos programas.
En la jornada han participado también Pilar Sampedro, psicóloga general sanitaria y psicoanalista y Andrea Tuero psicóloga y sexóloga. Sobre la mesa se han planteado muchas realidades y muchas preguntas también: por qué calan tanto entre los adolescentes determinados discursos, por qué reciben como «verdades absolutas» cosas que ven en redes sociales, qué referentes tienen y cuáles son sus entornos seguros, por qué sigue habiendo miedos ante la educación sexual cuando ésta «no tiene nada que ver con la erótica, sino con los afectos, los sentimientos, las emociones, la autoestima».