Dron

ANDRÉS PRESEDO

Lunes, 14 de agosto 2023, 02:00

La Universidad de Oviedo aterriza hoy en la Feria. Sea bienvenida, aunque la villa de Jovellanos se haya quedado huérfana del famoso y deseado Grado ... del Deporte y, de momento, la residencia para estudiantes en la explanada lateral de Marina Civil no sea más que un holograma con tantas posibilidades de llevarse adelante como de que el Sporting mariachi juegue la Champions League. Gijón no deja de ser una sucursal y, a la vista está, los proyectos siempre encuentran socavones insalvables que los arrastran a la cuneta. Seguro que se trata de simple mala suerte. Mejor no hacer caso a quienes apuntan a otro tipo de intereses. Claro que hay ocasiones que el propio estamento universitario lo pone en bandeja.

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Recordemos. En la pasada edición ferial, la entonces alcaldesa y el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, firmaron con toda pompa un convenio en el que la entidad docente cedía una parcela al Consistorio para la ampliación del parque tecnológico al lado mismo del Intra y, a cambio, con dineros municipales se asfaltarían calles del campus, entre ellas la que discurre delante mismo de Marina Civil. No hay más que pasar por esa transitada vía para comprobar que todo quedó en los papeles. No hubo en todo este año ni asfaltado ni cesión de la parcela. Resulta que ahora se descubre que aquel convenio, por lo que parece, se firmó con tinta mágica, esa que desaparece a las pocas horas sin dejar huella. Los 18.000 metros cuadrados siguen siendo propiedad de la universidad ovetense y, a la vez, una chinita que entorpece un importante proyecto para Gijón. Nada menos que eso, la ampliación del Parque Tecnológico. A la popular Ángela Pumariega, ahora al frente de esa responsabilidad municipal, le tocará resolver el entuerto. Aconsejable revisar, caso de nueva firma, que la tinta no se evapore. Y lo que de verdad se evaporó, con ausencia total, fue el enorme dron que alcaldesa, la actual, y concejala de Seguridad Ciudadana presentaron hace unas semanas en el cerro de Santa Catalina, a la vera del Elogio del Horizonte.

El aparatito, de considerables dimensiones y nueve kilos de peso, está destinado a ser el ojo que todo lo ve en Gijón, el terror de los asaltantes de chalés, el 'Gran hermano' del cielo y vigilante multiusos. Hasta ahí, todo perfecto. El problema es que las autoridades municipales no contaron para todo el proyecto con la aquiescencia de las gaviotas. Una de ellas tuvo la osadía de atacar en vuelo al aparatito (que ya hay que tener valor) y lo dañó. ¿Resultado? En la exhibición de la pasada semana en la Feria, la Policía Local sólo pudo traer un sucedáneo del avioncito sin aportar más explicaciones. Bueno, sí. Se habló de motivos de mantenimiento. El dron, de momento, está siendo atendido.

De la gaviota agresora, no hay noticias. Igual la Universidad abre una comisión de investigación. De paso, ya que cobrarán dietas, podrían investigar también cuantos jóvenes tienen el 'privilegio' de trabajar en la Feria de la mano de la Cámara local. Su número es tan elevado que sólo están a media jornada para repartir de forma solidaria cargas y emolumentos. ¿Cuántos? Mejor que ese misterio lo desvelen los ilustrados en la materia, eso sí, si así lo desean. Del dron derribado por un 'kamikace' alado, mejor ni hablar.

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