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Pedro López Ferrer, Charo Fernández, Ignacio García-Arengo, Esteban Aparicio y Emilio Serrano, en la conferencia. :: DAMIÁN ARIENZA
«Como decía Jovellanos, tenemos que ser cada uno Asturias entera»

«Como decía Jovellanos, tenemos que ser cada uno Asturias entera»

El empresario riosellano Emilio Serrano ofrece una charla sobre la vida y obra de su paisano Agustín Argüelles

P. PARACUELLOS

Sábado, 19 de agosto 2017, 01:31

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El presidente del Foro Jovellanos, Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos, presentó así al empresario Emilio Serrano: «Es para mí el empresario más ilustre de los siglos XX y XXI». Debido a su trabajo como «maestro del alambique» y embajador e impulsor del turismo en Ribadesella, ha obtenido merecidos reconocimientos: «Es un gran hombre tierno que ama, sobre todo, dos premios. Uno, el pequeño e íntimo 'Farín de plata' que en 2003 le obsequiaron los 'Amigos de Ribadesella'. Y el otro, grandísimo, ser hijo predilecto de Ribadesella desde 2009».

Un riosellano ilustre dedicándole palabras a otro sería la síntesis más escueta de la charla. Serrano dedicó su discurso a su paisano y amigo de Jovellanos, Agustín Argüelles. «El que pudo ser sin duda el retor más brillante de su época y por ello le apodaban 'El Divino'».

Su obra, como la del propio Serrano, está fuertemente marcada por su tierra. Y su filosofía de vida adaptada de la de Jovellanos que decía, explicó: «Llegué al mundo sin nada y solo quiero irme con la conciencia tranquila». Para Argüelles, habría que sumar el «aprendizaje continuo y exhaustivo» a lo largo de la existencia.

De preso a ministro

Argüelles estudió Derecho en la Universidad de Oviedo y en 1800 se trasladó a Madrid. En 1806, el valido de Carlos IV, Manuel Godoy, le envió a Londres como embajador especial para que trabase conversaciones con el Gobierno británico de cara a plantear una alianza contra Napoleón Bonaparte. En 1808, a raíz del levantamiento español contra las tropas napoleónicas, regresó a España a requerimiento de su paisano Jovellanos y se estableció en Sevilla. Fue secretario de la Junta de Legislación, cuyos trabajos anticiparon los de las Cortes de Cádiz, y después diputado por Asturias a dichas cortes, donde participó activamente en la redacción de la primera constitución española, destacando por sus intentos de abolición de la esclavitud y por su oposición al tormento como prueba judicial.

«Fue encarcelado por sus ideas liberales con el reinado de Fernando VII en 1814, y cinco años después entró directamente como ministro. Así de peculiar y a la vez dura fue la vida de Argüelles», valoró Serrano. Después del gobierno liberal se exilió a Inglaterra en 1823 y sobrevivió como bibliotecario de Lord Holland. En el exilio escribió su principal obra teórica: Examen histórico de la reforma constitucional en España. Tras la muerte de Fernando VII, regresó a España en 1834, participando en la redacción de la Constitución de 1837.

Los asturianos, unidos

Inspirándose en las ideas de progreso de Jovellanos y su paisano, Serrano sentó los puntos de su conferencia. Como la incomunicación y división entre los asturianos. «Como dijo Jovellanos, aquí dentro somos todos división y fuera todos unión. Tenemos que ser todos siempre Asturias entera».

La solución planteada por él es la supeditación de los intereses regionales a los particulares. «Extrapolar el amor de Argüelles y Jovellanos por su tierra a nuestros días». La colaboración entre los municipios del Principado habría de ser el punto de partida para lograrlo.

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