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Alejandro y Aitor Silgado, con las piezas bélicas. :: FOTOS: ARIENZA
El laberinto del coleccionista

El laberinto del coleccionista

Piezas bélicas y los míticos Juegos Reunidos encandilan a los nostálgicos

GLORIA POMARADA

Domingo, 20 de agosto 2017, 02:27

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En un recinto de 150.000 metros cuadrados consagrado a las últimas novedades en coches, cachivaques domésticos o inventos varios, un pequeño reducto junto a la entrada de Somió se erige como un homenaje a los nostálgicos. En la veintena de expositores, los coleccionistas pueden encontrar desde aquellos juguetes que marcaron su infancia a piezas bélicas, vinilos o tebeos. Más Que Coleccionismo celebra su segundo año en la Feria con un recuerdo especial para los juegos de mesa. «Cubos de rubik, damas, ajedrez o los Juegos Reunidos de Geyper. No hay persona que pase por aquí y que no pregunte por ellos», cuenta Alejandro Silgado, director de Más Que Coleccionismo. Junto a su puesto especializado en publicaciones, sus hijos Alejandro y Aitor exhiben otras ramas del coleccionismo. Gorros de la antigua Unión Soviética, cascos de la Segunda Guerra Mundial y mapas de la costa asturiana de los años cuarenta, todos ellos originales, plagan el estand más popular del recinto. «Lo bélico tiene muchísimo éxito, lo que más se vende son cascos y cartucheras, sobre todo alemanes. Hay mucho morbo por el nazismo», explica Aitor Silgado. Las piezas, que puede llegar a costar cien euros, tienen un especial tirón entre los más jóvenes «por los videojuegos de guerra. El otro día marcho un niño con un casco alemán que le quedaba enorme».

Varios ceros más se añaden al precio de algunos de los artículos de Silgado padre. «Tengo una película de Richard Lexton, una pieza única, valorada en 10.000 euros», indica.

Más asequibles resultan las reproducciones de aquellos viejos Colt que los sheriffs desenfundaban en el Oeste. Por sesenta euros, los coleccionistas pueden revivir revólver en mano las luchas entre indios y vaqueros mientras sacan de sus sobres Montaplex originales a Toro Sentado y compañía. «Tocar solo con los ojos», advierte un cartel sobre los Montaplex del Tour de Francia, el desembarco de Normandía o el circuito del Jarama. Los coches, un clásico del coleccionismo, cuentan en la Feria con algunas «piezas muy raras», como la maqueta en miniatura de un tractor Citroën de 1919. «Solo hay diez unidades», señala el vendedor Ángel Blanco.

En el laberinto del coleccionismo basta con dar un par de pasos para avanzar de principios de siglo a los noventa, con sus míticos playmobil temáticos, desde las figuras circenses al barco pirata. «Se está incorporando mucha gente joven al coleccionismo por el tema de internet», explica Alejandro Silgado. El objeto de deseo para los «frikis de diecisete o dieciocho años», indica Gustavo Martín, son los Funko, unos muñecos de enorme cabeza que representas a variopintas personalidades, desde Joey Ramone a Mary Poppins. Con una nueva generación de coleccionistas llamando a las puertas, los expositores ya aguardan a la próxima feria. «Tenemos algo pensado y va a ser la bomba», augura Silgado.

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