«No podemos renegar del escanciado»
Cultura sidrera. Los visitantes aprendieron a escanciar junto a cinco profesionales: «Su figura es necesaria para sacar todos sus sabores y olores»
EVA HERNÁNDEZ
Jueves, 17 de agosto 2023, 01:28
Con una mano se coge el vaso de una manera limpia, meñique en el culo del mismo. El siguiente paso es estirar el brazo donde tenemos el vaso y colocarlo en el centro del cuerpo, no en el muslo. La botella, con la otra mano y de la mitad hacia atrás, se pone en alto y, para terminar, dando la inclinación necesaria hay que concentrarse hasta que rompa en el borde del vaso. Esta es la forma correcta de escanciar que explicó Laura Ovín, jurado del Concurso de Escanciadores, en el curso y exhibición que se realizó frente al pabellón del Ayuntamiento de Gijón.
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El evento pretende que se ponga en alza la figura del escanciador. «La visibilización del escanciado es importante en todos los aspectos, pero aún más en los tiempos que corren en el que parece que nos estamos olvidando de las tradiciones y de las raíces», reivindica Saúl Moro, presidente de la Asociación de Escanciadores de Sidra de Asturias y coordinador del Campeonato de Escanciadores. «La sidra se escancia por necesidad, no es algo cómico ni de fantasía. La sidra necesita ese escanciado para sacar todos sus sabores y todos los olores para su consumo», añade.
A pesar de las nuevas tecnologías, «no podemos renegar de ellas», Moro sentencia que «donde esté un buen escanciador se pueden quitar todas las máquinas y todos los isidrinos». Ovín habla de la importancia de que esta figura no se pierda y que se reivindique: «Cuando se vaya a una sidrería hay que pedir que no se ponga el tapón para echarla, hay gente de fuera que dice que no le gusta la sidra pero luego, escanciada y a buena temperatura sí». Por eso ve necesario que «se cuiden esos pequeños detalles, que los turistas sepan por qué se escancia y cómo hay que tomar la sidra».
Reconocida ya la categoría profesional de los escanciadores, Moro afirma que su figura es «muy cotizada entre las sidrerías». De hecho, indica que «las de verdadero valor son aquellas que exclusivamente se echa la sidra por profesionales». Una figura que en Asturias «el mundo de la sidra los reconoce. Es una figura valorada, cotizada y que está donde tiene que estar».
El evento contó con cinco escanciadores profesionales: Laura Ovín; Wilkin Aquiles, que ostenta actualmente el título de mejor escanciador del mundo (Sidrería Avenida); Emilio Rubio, Jorge Vargas y Alejandra Vanegas (La Montera Picona de Ramón). Esta última hizo hincapié en que «hay que venderlo a la gente de fuera, estamos a un año vista de promocionar la candidatura de la sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por tanto hay que fomentar lo nuestro. Todos juntos estamos luchando por ello».
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Una pequeña intervención de el concejal de Participación Ciudadana, Guzmán Pendás; Daniel Martínez, director de Visita Gijón; Juan Stové, director del Museo de la Sidra de Asturias; Saúl Moro y Daniel Ruiz, gerente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias abrió el acto.
Y si bien la reivindicación de la figura del escanciador era importante, la de la sidra DOP también. Por ello, se utilizó sidra DOP Menéndez. «Protege la espumarada, el paisaje y que ayuda a los cosecheros locales, a parte de la calidad y del sistema tradicional de siempre», explica Ruiz. «Estamos creciendo cerca de un 8% respecto al año pasado, los consumidores cada vez más apuestan por una sidra de calidad y de origen asturiano, es una buena noticia pero hay que seguir», añade.
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Tras las intervenciones, los visitantes pudieron aprender de este «arte» de la mano de los profesionales. Una de ellas fue Verónica González, «solo escancio en las fiestas de prau», admite. «Me ha servido porque yo ponía el vaso al revés» y promete «aplicar las técnicas que me han enseñado la próxima vez». Mari Castro González escancia «en pocas ocasiones», primero «con agua» para no fallar el tiro. Cuenta que cuando va a Málaga lleva sidra de aquí «y gusta mucho, aunque es mi marido el que suele escanciar, les llama mucho la atención la forma de hacerlo». Su marido, Marino García, que acudió con ella, señala que «hay que fomentar la figura, las 'maquinitas' no tienen nada que ver con la sidra escanciada».
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