Veteranía y juventud para afrontar estos días «frenéticos»

Son dos de las principales responsables de que la Fidma salga adelante sin ningún contratiempo. Forman parte de un equipo de hormiguitas que trabajan sin descanso para que estos días estén meticulosamente organizados y planificados al detalle, no hay espacio para la organización. No obstante, les separa unos cuantos años de experiencia y de trayectoria. Guadalupe Moral y María Obaya tienen en su haber el título de la trabajadora más veterana y más joven de la Cámara de Comercio de Gijón, respectivamente. Frente a la percepción que se tiene de este tipo de instituciones, la Cámara acoge en su seno a trabajadores de distintas edades, lo que le proporciona «una visión más amplia».

Guadalupe Moral lleva la friolera de treinta y dos años ininterrumpidos trabajando en la Cámara. Ha estado en distintos departamentos de la Cámara; actualmente, en la parte comercial. Es la que gestiona las redes sociales de la institución económica, que estos días están teniendo un tráfico de mensajes «elevadísimo». «Tiene que haber un control a todas horas, la comunicación es esencial en un evento de esta naturaleza». Moral es la que mueve los hilos comunicativos de FeriAsturias, el altavoz que enseña al mundo todo lo que acoge el recinto ferial en estas dos semanas. En estas décadas la Feria ha cambiado mucho. No solo los expositores, pabellones o el tamaño; sino que la propia dinámica es totalmente distinta. «Ahora hay muchos más expositores que antes, el cambio es evidente», señala.

A pesar de que Guadalupe Moral lleva sobre sus espaldas tantos años de trayectoria, las ganas son iguales o superiores a las del primer día. «Esa experiencia es muy buena para ir mejorando cada año, la actitud y las ganas siguen igual que el primer día». A pesar de esa vitalidad, confiesa que estos días suponen «un desgaste» y un «esfuerzo extra» para todo el personal. «La Feria es caótica, pero es muy gratificante ver a tanta gente contenta y disfrutando de todas las posibilidades que ofrece. A mí, como trabajadora, me llena».

El equipo de la Cámara combina esa experiencia y liderazgo de los veteranos con la savia nueva de la juventud, esa bocanada de aire novedoso que toda entidad necesita de cuando en cuando. El lema 'renovarse o morir' es una verdad universal en este tipo de instituciones. Esa renovación se encuentra en la Cámara en personas como María Obaya.

Esta trabajadora, la más joven de la organización, lleva la pasión por la Feria como bandera, a pesar de su aparente bisoñez. Lleva poco más de un año en esta entidad, pero el fenómeno de la Fidma y todo lo que supone ya lo conoce muy bien, y en primera persona. Y es que desde los 18 años (tiene 25) ha formado parte de estos días «frenéticos y apasionantes» como azafata primero y jefa de azafatas varias ediciones. «Estoy acostumbrada a este evento, esa experiencia previa me ha beneficiado claramente en mi actual ocupación», apunta. Pero no solo se encarga de cuestiones relacionadas con la Feria. En contra de lo que mucha gente piensa, la Cámara no solo organiza este evento; todo el año está liderando visitas, congresos, coloquios o actividades. «Ya estoy gestionando y colaborando en futuros eventos que acoge la Cámara; esto no para». Ella siempre va un paso por delante, organizando los actos que no han acontecido para que todo salga según lo previsto. Obaya explica que sin planificación es «imposible sacar adelante nada de lo que acogemos y celebramos».

Los dos extremos generacionales de la Cámara siguen enfrascadas en su trabajo diario con la misma precisión que un reloj suizo. No es para menos, ya que la Feria depende en parte de ellas. ¿Su fórmula secreta? Una mezcla de veteranía y juventud, de experiencia y frescura, para solventar cualquier inconveniente que se les presente. Sin duda, la Cámara tiene un seguro con gente como ellas.