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RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Domingo, 20 de enero 2019, 03:10
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España invertirá más de 3.670 millones en la variante de Pajares para que el tren tarde entre 50 y 60 minutos menos en conectar Asturias y la Meseta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro José Luis Ábalos han prometido que los viajeros disfrutarán del avance a partir de 2021, pero conseguirlo exige cambios inmediatos. Los presupuestos de 2017 y 2018 reservaron 266 millones para avanzar, pero al final no se usaron más de cien millones en liquidar unidades de obra.
Ha sido un bienio centrado en corregir proyectos hechos, elaborar los que faltaban y sacar a concurso obras pendientes. En los últimos meses han quedado contratados los suministros de traviesas, carril, desvíos ferroviarios, balasto y montaje de vía, trabajos todos que se han firmado en 41,9 millones. El papeleo seguirá. En las próximas semanas está previsto adjudicar el cambiador de ancho de Campomanes. Después ya vendrán los encargos de ventilación, estabilización definitiva de la ladera, catenaria en el segundo macrotúnel y helipuertos de rescate, además de los trabajos que se quieren realizar en los arroyos del lado leonés que aún pierden parte de su caudal al interior de los túneles.
Hay faena en los despachos, pero toda esa cadena de expedientes están a punto de transformarse en obra y desembarcar un tropel de cuadrillas en la variante. Así lo confirma Adif Alta Velocidad, la empresa pública que coordina la construcción: «Los trabajos de montaje de vía está previsto que comiencen a lo largo del próximo mes de febrero».
Los desarrollará FCC, que ya ha mandado a sus primeros técnicos para preparar el despliegue. Hay que abrir oficinas, reclutar operarios, organizar la llegada de la maquinaria. El plan de obra calcula unos rendimientos con los que en quince meses debería quedar materializada la doble vía, lo que fija en abril de 2020 el plazo de entrega de la instalación. Las cuadrillas comenzarán en el lado leonés, levantando parte de las vías que allí dejó montadas hace cuatro años FCC junto a Acciona. Los cambios en la planificación tienen la culpa de que ahora se gaste dinero en deshacer lo que antes costó dinero hacer.
La última etapa es la descarga y montaje del carril soldado en barra larga, soldándolo y liberando después las tensiones. Es una labor que de nuevo se ejecutará avanzando desde la vertiente leonesa. Esto da margen de maniobra a los trabajos de estabilización de la ladera de Campomanes, el auténtico punto negro de la infraestructura y que más retrasos ha provocado. En la actualidad aún quedan dos deslizamientos pendientes de controlar. El más próximo al túnel de Vega del Ciego amenazaba con desequilibrar una torreta de alta tensión, motivo por el cual se lanzó de urgencia su arreglo. Desde octubre están las máquinas retirando arcillas y sustituyéndolas por un muro de piedra, operación en la que Adif Alta Velocidad está invirtiendo 3,5 millones y espera concluir alrededor de marzo.
Las obras para asegurar la ladera se pueden librar en todo caso en paralelo al montaje de las vías. Iniciar el ensamblado de carriles y traviesas para tenerlo en abril del año que viene es así un paso importante, pero al que deben seguir otros. Con ese remate listo, quedará terminar el sistema de ventilación, tensar la catenaria y poner al día la señalización.
Solo cuando esté toda la infraestructura culminada se iniciará la fase de ensayos. La experiencia con vías de tres carriles, como la que llevará uno, de los túneles es escasa, pero la idea con la que avanza el ministerio es la de solventar las pruebas en menos de doce meses. Los plazos apremian y demandan obra.
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