Adrián Pumares, de Foro, y el presidente asturiano, Adrián Barbón, en primer plano, durante una reunión sobre la reforma estatutaria. PABLO LORENZANA

Foro, ante la encrucijada: la fiscalidad o el asturiano

La formación se divide entre los que abogan por forzar la oficialidad en la reforma estatutaria y los que piden reducciones en la carga impositiva

Domingo, 9 de enero 2022, 05:03

Recalcaba Adrián Pumares ayer en las páginas de opinión de EL COMERCIO: «Aunque parezca difícil de creer para quienes su modelo es el 'ordeno y ... mando', ni Carmen Moriyón ni yo decidimos en solitario sobre los temas clave en los que nuestra organización interviene». El mismo diputado, y secretario general de Foro Asturias, que en una entrevista, también en este diario, a finales de octubre, defendía que «si de mí dependiese la apuesta por el asturiano sería más decidida».

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Nada es blanco o es negro, y en esa escala de grises es donde se mueve el debate de la formación sobre hacia dónde inclinar la balanza en la reforma estatutaria. Las dos almas se manifestaron horas después de que Adrián Pumares presentase su documento en la Junta durante el debate de orientación política. Ahí se enumeró la fiscalidad, el plan de vías de Gijón, la asunción de competencias del Aeropuerto de Asturias y la necesidad de aprobar por tres quintos la futura ley que desarrolle la oficialidad del asturiano. El portavoz de Foro en Gijón, Jesús Martínez Salvador, pronto salió a decir que la vuelta al plan de vías de Gijón era «una exigencia irrenunciable». De eso ya no queda nada. Duró casi un suspiro. El mismo Adrián Pumares le matizó poco después: «Yo hablé de reformas que necesita Asturias, no de exigencias irrenunciables».

Fuentes de la formación aseguran que ese hecho «no fue una anécdota, sino que plasmó el enfrentamiento que existe sobre la oficialidad». Porque la reforma del Estatuto parece haberse quedado en un debate secundario, y aquí, lo que está fragmentando a Foro es 'oficialidad, sí o no'. Del lado de los partidarios, está Pumares o, por ejemplo, personas con mucho peso en el partido, como José Suárez Arias-Cachero 'Felechosa'. Entre los detractores, el grueso del partido en Gijón. Sin ser tan rotundo, al alcalde de Salas, Sergio Higaldo, tampoco le hace mucha gracia. «Soy respetuoso con todas las opiniones, pero entiendo que ahora mismo no es el momento. Hay cuestiones más importantes, como el empleo, el abandono del suroccidente, y las infraestructuras. Los gobiernos intentan despistar con asuntos que entiendo que son menores», afirma.

El peso de Gijón en Foro

Pero que sea en Gijón no es una cuestión menor. Es donde Foro ha gobernado ocho años, es donde aspira a volver a hacerlo, incluso especulando con la vuelta de Moriyón como candidata, y de donde sale buena parte de sus votantes de la circunscripción central. Y ahí prima más, a día de hoy, que Foro se haga fuerte en la defensa de un modelo de fiscalidad, que incluya una rebaja del impuesto de Sucesiones, o los tramos del IRPF, que en ceder en esos puntos para sacar adelante la oficialidad, que creen que no les aportará ningún rédito electoral. O que les quitaría votos.

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La cuestión es que tanto los dirigentes de Gijón como el alcalde de Salas, y otros muchos, están en esa comisión directiva a la que apelaba el martes Adrián Pumares para decidir quién gana el pulso: IU -que asegura que no dará su brazo a torcer con la fiscalidad- o Foro. La misma declaración de intenciones de Pumares a EL COMERCIO ese mismo día, ya decía todo sobre su postura: «Haré todo lo posible para que se analicen todos los escenarios posibles». Lo que se viene a decir es que su postura es la de ceder en este punto de la negociación para, sin dar nada por hecho y a la espera de nuevos obstáculos, avanzar hacia el modelo de oficialidad.

En estos meses tanto Podemos como IU han intentado marcar los tiempos de la negociación, sin éxito. Ha sido Foro quien primero con sus condiciones, y ahora a la espera de su respuesta, quien ha dictado los tiempos políticos. Quizá, también, los del descarrilamiento definitivo.

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El principal escollo, aparentemente insalvable, fue su imposición de que la futura ley que desarrolle la oficialidad tendrá que ser aprobada por tres quintos. Uno tras otro, fueron pasando por el aro. De aquella se dijo que era la única línea roja. Quizá porque no se esperaba que todos pasaran por ella. Hasta Podemos, que se hizo de rogar, pidiendo un informe jurídico. Superada la prueba, ahora se quiere hacer ver que la fiscalidad también pasa a ser línea roja. Si se supera, en vista del resto del documento, será probablemente la última. Se intentó recuperar la iniciativa política diciendo que la licitación desierta de Cabueñes les hacía romper cualquier negociación. De nuevo, Gijón marcando el pulso. Se salieron de los presupuestos, pero el Gobierno sacó un nuevo concurso el 30 de noviembre.

Adrián Pumares señalaba en su artículo de ayer: «A todos, y no solo al diputado 27, les toca poner las luces largas, exponer nuestras propuestas, poner los intereses de Asturias por encima de los partidistas y practicar la generosidad». Ese diputado es él, la negociación, pendiente de la respuesta de su comisión directiva.

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