El Gobierno pide perdón por el encargo de trenes de Feve que no entraban por los túneles

En el plano técnico hay una solución aprobada para solventar el entuerto y la expectativa es que los trenes empiecen a estar disponibles «en dos o tres años», según reconoció a preguntas de este periódico Isabel Pardo de Vera, la secretaria de Estado de Transportes, en su última visita a Asturias. En el orden político la cuestión está lejos de apaciguarse.

De ese pedido dependía que Asturias, pero también Galicia, Cantabria y Castilla y León tuvieran trenes de ancho métrico nuevos. El primer presidente regional que alzó la voz fue el cántabro, Miguel Ángel Revilla: «Esto es una chapuza incalificable. Tienen que rodar cabezas». A su malestar se sumó su vicepresidente, el socialista Pablo Zuluoga, quien reclamó explicaciones «de forma urgente».

«Estoy que trino», coincidió ayer el presidente asturiano, Adrián Barbón. Al saber el asunto Revilla le había llamado para compartir impresiones. «Hay que decirlo, es una chapuza», recriminó el jefe del Ejecutivo asturiano. «Esto viene de atrás, del primer encargo que hizo el anterior equipo ministerial», expresó. Barbón exhibió su «rotundo malestar, las cercanías son un factor clave». El asunto está suscitando una batería de preguntas en las Cortes, parte de ellas registradas por el diputado nacional de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, tiene programada hoy una visita a Cantabria. Durante la tarde de ayer se puso en contacto con el presidente cántabro para disculparse por esta situación «terrible ». Según Revilla, Sánchez pidió perdón en nombre del Gobierno de España y le confirmó que, tal y como se exige desde Cantabria, habrá dimisiones por este asunto. Que «alguien tiene que dar cuentas» por lo ocurrido, según trasladó el propio Revilla tras la llamada.

Antes había hablado del asunto el secretario de Infraestructuras y 'número 3' del ministerio, Xavier Flores, quien situó en los 161 millones la inversión, suma que excluye el IVA: «Es verdad que ese contrato ha tenido un problema relativo a cómo teníamos que dimensionar estos trenes».

«La línea de Feve es muy especial, con unos túneles más pequeños de lo habitual y eso nos condicionaba a que si seguíamos la normativa vigente podiamos llegar a que esos trenes nuevos fueran mas pequeños que los actuales», desgranó. «Por ello Renfe, que es la operadora, y CAF, la contratista, han estado analizando todo este tiempo cual es la mejor solución posible para tener lo antes posible los mejores trenes», describió. Según defendió la prioridad era «no correr el riesgo de que una vez construido no fueran de la calidad que merecen los ciudadanos». Ahora se está aplicando el método comparativo, consistente en usar como referencia las dimensiones de un tren que ya circule. «No es el escenario idóneo pero nos permite que los trenes sean nuevos, modernos y con las máximas prestaciones», defendió.

«Aunque es grave el retraso que podemos acumular, lo que sería peor es hacer un tren así. Eso ya sería irreparable. El error habría sido seguir adelante con los trenes, salgan como salgan. Seguir construyendo y luego ver que resulta un tren de juguete», dijo en declaraciones a 'El Diario Montañés'.

Flores asumió el error de «no haber sido más diligentes a la hora de encontrar la solución» y subrayó que es mejor «ponerse colorado ahora que cuando los trenes estén en la vía». «A mí me gustaría que rueden los trenes sobre los raíles, que es lo importante, no que rueden cabezas».