«Espero que caiga sobre él todo el peso de la ley»

«Un héroe que ha salvado muchas vidas». Si una frase fue escuchada ayer en el funeral del agente de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Asturias arrollado el sábado por un conductor a la fuga fue esa.

Una idea que expresaron muchas bocas. La dijo la delegada del Gobierno, Delia Losa, quien tuvo que contenerse para «no calificar» al conductor que, el pasado sábado, acabó con la vida de Dámaso Guillén, de 49 años de edad y natural de Bailén.

Tras fundirse en un abrazo sin fin con la viuda en el interior de la catedral, a la que no asistieron los profesionales gráficos para velar por la intimidad de la familia, Delia Losa dejó ver su propio dolor.

«Espero que caiga sobre él todo el peso de la ley», dijo Losa, quien considera que «es intolerable que se acabe de forma tan gratuita con una vida». Porque el guardia civil falleció en plena carretera. En la misma en la que intentó evitar con su moto, y con su cuerpo, que un joven candasín, Y. T. L, arrasara con el vehículo que acaba de robar en Beifar, tras agredir con un hacha a dos vecinos, con el pelotón de jóvenes que participaban en una carrera ciclista de categoría cadete. Logró Guillén su propósito, pero a cambio dejar su vida en la carretera.

«Todo un servidor público. Un guardia civil de la cabeza a los pies», aseguró Delia Losa. La delegada del Gobierno volvió a contenerse «me abstengo de calificar a ese» en relación al conductor, que fue detenido el mismo sábado, tras horas huido, y permanece en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil en Oviedo a la espera de pasar a disposición judicial.

«Esto no se puede tolerar», repitió la delegada del Gobierno, porque «ha destrozado la vida de una persona joven, así como la de su mujer, su hija, de una familia entera». Dámaso Guillén, que ha sido distinguido por el Ministerio de Interior a título póstumo con la Medalla de la Orden del Mérito, distintivo rojo, «era colaborador, siempre dispuesto, sin horario, con un carácter jovial y alegre». Un agente entregado que el pasado sábado, «salvó muchas vidas. Estaba vigilando para que la prueba deportiva discurriera sin accidente y, al final, un desalmado le arrancó la vida», lamentó Delia Losa.

Paraella, la actuación de Guillén es «un ejemplo más de lo que suponen para la sociedad las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», aunque hizo hincapié «en la Guardia Civil. Acabamos de verlo ahora en Asturias, con esta oleada de incendios. Sin la Guardia Civil no habríamos tenido los resultados que tuvimos», en relación a que pese a ser la mayor destrucción de terreno en treinta años, los fuegos se saldaron sin ninguna víctima mortal.

A su lado, el director general de Tráfico, Pere Navarro, que viajó a Oviedo para asistir al funeral del fallecido agente, se mostraba muy emocionado, como él mismo reconoció «estamos muy afectados», dijo tras recibir el abrazo de la consejera de Presidencia, Rita Camblor.

Navarro también ensalzó la figura de Dámaso Guillén. «Representa los valores de la Guardia Civil, en general, y de la Agrupación de Tráfico, en particular», explicó. En su opinión, la de Guillén y sus compañeros es «toda una vida dedicada al auxilio y la ayuda de los conductores en carretera, para evitar que los demás tengan un accidente». Una protección que no llegó para él. «Ha dejado su vida protegiendo una carrera deportiva de jóvenes, creo que todos estamos en deuda con él».

Una deuda que, no obstante, no será saldada por muy dura que sea la Justicia con el autor de los hechos, el joven candasín que, previamente, había atacado con un hacha a dos vecinos y robado el coche a un tercero. Entre los numerosos asistentes al funeral, la mayoría mostraba tan triste por la pérdida de un amigo «siempre alegre, siempre sonriente, gran conversador», como indignados por el castigo penal que tendrá el causante de tanto dolor «al que lo mató no le caerán ni dos años de cárcel», lamentaban muchos. Dos años más de vida que no tendrá su víctima.

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