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Los nuevos ganaderos y agricultores del oriente posan en la clausura del curso junto a sus profesores en Cangas de Onís. XUAN CUETO
Menos burocracia y control del lobo, las peticiones de los nuevos ganaderos

Menos burocracia y control del lobo, las peticiones de los nuevos ganaderos

«Estamos arriesgando y necesitamos que las administraciones apuesten por nosotros para no vaciar los pueblos», dicen

L. RAMOS

CANGAS DE ONÍS.

Martes, 9 de noviembre 2021, 00:28

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Son pocos, cada vez menos, pero están dispuestos a pelear por conservar su modo de vida en el campo. Un total de veintiséis jóvenes de varios concejos del oriente se 'graduaban' ayer tras pasar varias semanas de formación de la mano de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). Se trata de un curso que quienes soliciten las ayudas para nuevas incorporaciones al campo deben superar para acreditar capacitación profesional suficiente. En la mayoría de los casos se trata de personas que ya se criaron en familias ganaderas y agricultoras, pero en esta promoción hay también quien empieza desde cero decidido a asentarse en la zona rural.

Es el caso del canadiense Tyrone Mactley, quien llegaba hace unos años a Cabrales tras recorrer mundo con su bicicleta y decidía establecerse en este concejo de los Picos de Europa dando clases de inglés primero y creando su propia ganadería después. «Claro que tenemos miedos, y el lobo lo complica todo, pero eso no quiere decir que no hay futuro. Lo tiene que haber porque si no hay futuro para la ganadería en extensivo, no hay planeta», señaló. Quienes dan el paso, indicó, esperan recibir respuesta por parte de los gobernantes. «No pedimos más ayudas, pues ya las hay, sino que se aparten, porque no conocen el campo», aseveró. Y continuó: «Imponen leyes desde un ideal que ocurre en cuatro explotaciones en Bruselas, entonces o que se aparten o que se formen a pie de terreno y sepan de lo que están hablando».

En términos similares se expresaba Otilio González Toraño, llegado desde Cabranes, En su caso, el amor por la ganadería es heredado de sus padres, al igual que las preocupaciones. «Esto está difícil, los piensos y el gasoil cada vez suben más, pero el precio de la carne y la leche sigue igual», reconocía, pero también recalcaba que él y sus compañeros están armados de «ilusión». «Para nosotros es una forma de vida más que un trabajo y pelearemos por no ser los últimos en incorporarnos, porque si no, vamos mal», apostilló.

Junto a ellos, una nueva ganadera llanisca resumía a la perfección las principales preocupaciones de quienes comienzan en el campo. «Parto de cero, estamos arriesgándolo todo y necesitamos que las administraciones apuesten por nosotros para que los pueblos no se vacíen», explicó. Y pidió «una vuelta de tuerca para ayudar a la gente joven de la zona y asentar población, porque nos estamos vaciando porque nadie apuesta por nosotros, que queremos criar a nuestros hijos aquí». Así, continuó, los cambios más urgentes pasan por «dejar de poner tantas trabas, que los trámites administrativos no duren tres, cuatro o cinco años; que nos dejen trabajar, que frenen la protección del lobo y lo controlen y que pongan exigencias realistas. Aquí, por ejemplo, es imposible guardar 500 metros entre las explotaciones y los pueblos».

Contentos con este nuevo comienzo, los participantes en el curso también propusieron algunas mejoras. «Habría muchos más elementos que se deberían tratar, como la racionalización del pastoreo, una alimentación más variada para saber manejar costes o saber manejar el ganado en extensivo para saber aprovechar las canales y las praderas», apuntó Mactley, indicando que «nos están dando un modelo que está basado en estabulaciones muy grandes, pero aquí trabajamos de forma distinta».

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