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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
El investigador Raúl Carbajal, con la cooperativa de Bárcena de Monasterio, en Tineo, al fondo. B. G. H.
El cooperativismo de Tineo a mediados del siglo pasado, ejemplo para el mundo rural

El cooperativismo de Tineo a mediados del siglo pasado, ejemplo para el mundo rural

El investigador Raúl Carbajal defiende en su tesis el potencial de las cooperativas, que dan «respuestas concretas a problemas concretos»

BELÉN G. HIDALGO

TINEO.

Miércoles, 6 de enero 2021, 02:58

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«Hay que modernizar y replantear el cooperativismo», afirma, sin dudar, el investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo Raúl Carbajal. Su afirmación lleva detrás más de cuatro años de investigación que se han recogido en el proyecto 'Aportaciones del catolicismo social agrario en el desarrollo tecnológico y comunitario del agro asturiano'. O lo que es lo mismo, cómo el modelo de cooperativas que permitieron el desarrollo en el campo a mediados del siglo pasado se puede adaptar a la nueva realidad del mundo rural. «Hoy está de moda compartir un coche, que es una forma de cooperativismo. En los pueblos ya se hacía. Había un coche que utilizaban todos los vecinos y sucedía lo mismo con el tractor con que el realizaban las labores agrícolas», argumenta Carbajal.

El trabajo, dirigido por el profesor Cipriano Barrio Alonso del departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo, toma como referencia Tineo por su potencial agrícola y ganadero, pues en los años 90 era el concejo con mayor producción láctea de España. Además, a diferencia de otros concejos del Suroccidente como Cangas del Narcea o Allande, en Tineo «hubo un movimiento sindical. Las cooperativas se crearon con el deseo de tirar para adelante. Aquí la gente vivía de la leche que entregaba y el ganado que vendía en el mercado. La cooperativa reducía costes y el margen de ganancia era mucho mayor», apunta Carbajal.

Pero ese cooperativismo fue más allá, pues permitió al sector primario organizarse y tomar conciencia social frente al control férreo de las bases de un régimen dictatorial. «Entre 1977 y 1978, el campesinado, harto de esta situación, crea un núcleo de resistencia que fueron las cooperativas. Allí se reunían y planteaban soluciones a su mundo rural», explica Carbajal, tras citar la formación del sindicato Unión de Campesinos Asturianos.

«Llegar más lejos»

Frente al individualismo que impera en la sociedad actual, Carbajal apuesta por seguir el ejemplo de aquellos cooperativistas que se unieron a sus vecinos para luchar contra las adversidades. «La cooperación puede favorecer al desarrollo. El cooperativismo puede romper determinadas barreras burocráticas o problemas que plantea la Administración», señala el investigador.

Sería cuestión de aunar esfuerzos en una misma dirección, como pueda ser poner en marcha una concentración parcelaria para dar luz verde a una explotación de fabes en un territorio. Carbajal defiende que el cooperativismo se adapta a la nueva realidad y «da soluciones concretas a problemas concretos. Cuenta con una estructura, pero entre los asociados se pueden materializar acuerdos a nivel individual que favorecen a la colectividad. Todos unidos se puede llegar más lejos», subraya.

Sin embargo, no se deben obviar los retos de esa nueva realidad donde el cooperativismo pueda echar raíces. «El mundo rural no puede seguir como hace cincuenta años. Tiene que ser un mundo rural moderno y cómodo», destaca Carbajal. Para ello, se debe diversificar la actividad económica, pues «el mundo rural no solo tiene que vivir de lo agrario». Además, resulta fundamental «democratizar el acceso a Internet» y «combatir la burocratización» que frustra a los emprendedores.

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