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Una vaca de raza frisona, sola en un prado de Argüero. O. VILLA
Una ganadería cierra en Asturias cada tres días

Una ganadería cierra en Asturias cada tres días

Las explotaciones de la región representan al 13% del total nacional, pero solo producen el 8% de la leche

OCTAVIO VILLA

GIJÓN.

Domingo, 15 de mayo 2022, 04:05

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«Los ganaderos asturianos estamos afrontando una intensa reconversión», expresa en San Pedro (Tineo) Emilio González, propietario y gestor de Casa Andresón, hoy por hoy la mayor explotación láctea del concejo, con más de 300 cabezas en producción. La suya es una de las pocas que superan esa cifra, en busca de una rentabilidad sustentada en subsumir los costes fijos de explotación en una producción grande, de contrastada calidad y estable a lo largo de todo el año.

Pero aunque ese es el modelo hacia el que obliga a caminar el mercado, Asturias, hoy por hoy, se encuentra a la cola de España no en producción, pero sí en tamaño de sus explotaciones, apenas superada negativamente por la mayor productora de leche, Galicia, cuyas explotaciones tienen un tamaño medio aún menor que las asturianas, y Cantabria. También se hallan por debajo en media de producción Canarias, Baleares y Extremadura, casos casi residuales, porque entre las tres comunidades apenas entregan a la industria una décima parte de la producción asturiana.

Es este un problema sobre el que puso el acento el exconsejero de Agricultura Jesús Arango el pasado lunes, en la presentación de la 'Declaración de Monteagudo', en la que expertos y empresarios agroalimentarios diagnostican los males del campo asturiano y sugieren soluciones.

Son 1.411 los ganaderos asturianos que en marzo (último mes con datos oficiales) seguían entregando la leche de sus vacas a la industria, casi 100 menos que un año antes (1.509), lo que viene a implicar un cierre cada tres días. Sin embargo, la cifra fría esconde explicaciones a tener en cuenta. No pocos de esos entre ocho y diez cierres mensuales son ceses de producción por jubilación. La mayor parte, si no todas, las vacas de esos ceses acaban engrosando otras ganaderías asturianas, en un lento goteo hacia el modelo que la lógica del mercado acaba dictando.

También hay adquisiciones o fusiones de ganaderías, enfocadas asimismo a un cierto crecimiento del tamaño medio de las explotaciones.

Tan pequeñas son, de media, las ganaderías lácteas asturianas, que sumando el 13% del total de las ganaderías de leche de vacuno del país solo producen el 8% del total de la leche. Cierto es que se puede argumentar que las condiciones orográficas y el régimen de tenencia del terreno implican condicionantes relevantes en el caso de Asturias, Galicia y Cantabria, tierras del minifundio por antonomasia en España, pero incluso en una región tan similar a Asturias como es el País Vasco, sus 261 ganaderos con entregas de leche de vacuno producen, de media, un 50% más que en Asturias.

La carestía previsible de maíz a medio plazo obliga a pensar en ampliar la superficie preparada para la generación de grano en las inmediaciones de las explotaciones lecheras, tanto porque de por sí resulta mucho más barato como por la grave inflación que se prevé en el coste del maíz importando, una muy buena parte del cual viene de Ucrania.

Coyunturalmente, la Unión Europea ha relajado las medidas que impedían la entrada de maíz transgétino sudamericano o de Estados Unidos para la alimentación animal, con el objetivo de atenuar la tendencia inflacionista en los costes de la alimentación del ganado, pero esta es una medida que no puede mantenerse en exceso en el tiempo y que, además, va en contra de la filosofía que subyace en la regulación comunitaria que marca los objetivos de ecologización progresiva de la producción agroalimentaria, un camino que en la situación actual.

Pero eso no oculta la necesidad evidente de que las ganaderías asturianas puedan trabajar hacia la producción sostenible, un concepto que se comienza a escuchar mucho más que producción ecológica, y de forma muy diferenciada. Sostenible es poder sembrar y cosechar el maíz, la alfalfa y el reigrás que cada gandería precisa, de forma que tenga que comprar el mínimo de insumos para la alimentación de ganado, pero para eso es necesario disponer de terrenos, uno de los mayores problemas de la ganadería en Asturias, no solo por la estructura minifundista (que se va solventando poco a poco mediante concentraciones parcelarias), sino también tanto por la fuerte inclinación de la mayor parte del terreno en la región como por un hecho aún por afrontar con intensidad: el régimen de tenencia y aprovechamiento de los montes comunales, que en la práctica deja mucho terreno inhábil para la ganadería.

Una de las recomendaciones de la 'Declaración de Monteagudo' es, de hecho, recuperar el monte para la ganadería, y dentro de ese aspecto se insta a intensificar la tendencia al crecimiento de la reciella (cabras y ovejas en pastoreo) de los tres últimos años, lo que no solo obliga a habilitar los montes, sino también a intensificar el plan de gestión del lobo y agilizar el pago de daños al ganadero.

Cada céntimo importa

Dicen, con razón, los ganaderos asturianos que el actual incremento de los precios de las materias primas acabará haciendo inviable su actividad. Lo del gasóleo es vox populi, pero es que el último mes los piensos han vuelto a subir un 8% y hay ganaderos de carne que calculan que eso incrementa el coste de producir cada kilo de carne en un euro más, dejándolos sin duda ya con producciones a pérdidas.

El crecimiento de la producción por explotación, pese a la trampa financiera que puede suponer al obligar a afrontar inversiones, se antoja como la única salida para muchos. En el caso de la leche, además, ocurre que el precio al que la industria compra la producción al ganadero no es fijo. Los contratos son, habitualmente, anuales, y estipulan un precio base, que se incrementa en céntimos según una serie de parámetros.

Así, se tiene en cuenta el extracto graso y proteínico de la leche, mejor cuanto más alto dentro de unos límites. También sube significativamente el precio al que la industria adquiere la leche al ganadero por la cantidad y la regularidad. Es fácil de entender. No es lo mismo enviar una cuba a diez ganaderías distantes entre sí a recoger 2.000 litros en cada una, con días de recogida alternos, que tener la garantía de que una sola ganadería produce y entrega 25.000 litros cada dos días. Son menos kilómetros y menos horas de trabajo para recoger la misma cantidad, y ese ahorro se lo reparte la industria con el ganadero que afronta ese esfuerzo.

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