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Historia de un barco maldito

El 'Virgen del Carril', hundido en Puerto de Vega, fue antes el 'Nuevo Pilín', que dejó en Santoña un drama con cinco muertos

ÁLVARO MACHÍN

SANTANDER.

Jueves, 1 de enero 1970

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En Santoña aún se contraen las tripas cuando vuelven a hablar del barco. Nombrar al 'Nuevo Pilín' es nombrar la tristeza. Cinco hombres de mar muertos. Noviembre de 2004, aunque sigue pareciendo que fue ayer. Este miércoles, otra vez, frente a Puerto de Vega, rozó la tragedia.

En los muelles de la villa cántabra, se sabe que hará catorce años lo remolcaron a Bilbao, lo pusieron en el carro y, aunque se pidió que lo desguazaran, se acabó reparando y vendiendo. Ahora tenía su base en Avilés. «A Santoña no volvió. Cuando te lo cruzabas en el mar siempre sentías algo», comentaba ayer a este periódico un patrón cántabro. Porque se lo seguían cruzando, aunque hubiera cambiado de nombre. 'Virgen del Carril'. El miércoles faenaba a unas 35 millas (60 kilómetros) al norte de Puerto de Vega, ya en Asturias. Acabó hundiéndose. Otra vez. El mismo barco. Por suerte, esta vez sí pudieron salvar a los cuatro tripulantes que iban a bordo. Cuando lo supieron en Santoña tragaron saliva.

Pocos, anteayer, se dieron cuenta del nexo entre los dos relatos. Del hilo. El cerquero de casco de acero que faena en aguas del Cantábrico noroeste con una eslora de 17 metros y matrícula ST-3, el 'Virgen del Carril', fue antes el 'Nuevo Pilín'. De hecho, con la noticia del hundimiento esta semana, a la hora de hablar de su pasado solo salían a la luz un par de fallos mecánicos que obligaron a remolcarlo. Una vez hasta Avilés y otra, a Muxía (La Coruña). Pero no el episodio trágico del 19 de noviembre de 2004. En unos días hará catorce años.

El patrón, Elías José Gallego Alonso, y los marineros José Luis Fernández Santamaría, José Legaz Villajos, José Ramón Pérez Parapar y Agustín Fidel Escalante Marta. Los nombres salen a relucir cada cierto tiempo. Misas, aniversarios, homenajes, actos que se organizaron para ayudar a sus familias... El pintor Roberto Orallo inauguró un mural en 2007 para recordar a las víctimas en el puerto. Los cuerpos de tres de ellos pudieron ser rescatados. Otros dos desaparecieron. Todo fue dramático. Según las crónicas de esos días, el 'Nuevo Pilín' regresaba a casa después de unos días de pesca de rape en aguas francesas -se decía que volvía con unos cuatrocientos kilos en sus bodegas-. Cuando se encontraba a unas diez millas al norte de Punta Lucero, entre Santurce y Castro Urdiales, el barco zozobró y acabó volcando. En los días siguientes, la búsqueda, los buzos, los multitudinarios funerales... El barco fue remolcado hasta Bilbao y, meses más tarde, en un informe sobre el accidente elaborado por la Dirección General de la Marina Mercante se determinó que la causa oficial del siniestro fueron varias modificaciones que se realizaron y que redujeron la estabilidad del buque.

Rescate in extremis

El barco era ahora propiedad del armador Jesús Galindo, que fue patrón mayor de la Cofradía de Pescadores Virgen de las Mareas, de Avilés, hasta diciembre de 2013. A eso de las siete de la tarde de este miércoles avisaron de que tenía serios problemas. El helicóptero de salvamento Helimer Cantábrico salió de su base en El Musel y logró rescatar a los cuatro tripulantes del 'Virgen del Carril', que estaban en la balsa salvavidas del pesquero.

Escucharon un ruido en la sala de máquinas y vieron, al bajar, una gran vía de agua. En tres minutos ya estaba hundido. Tres de los marineros rescatados son naturales de Galicia (de la localidad de Cariño), mientras que el cuarto es del occidente asturiano. El helicóptero regresó a El Musel, donde aterrizó hacia las ocho y media. En el lugar esperaba ya una ambulancia con el personal médico preparado para atender a los náufragos y, si fuera necesario, trasladarlos al hospital. No fue necesario, ya que, según fuentes de la Policía Portuaria, los cuatro tripulantes del pesquero se encontraban en perfectas condiciones. Eso sí, los sanitarios se ocuparon de hacer una primera revisión médica a los marineros.

Fueron ellos mismos quienes solicitaron que no se les trasladara a ningún centro sanitario ya que se encontraban bien, más allá de un poco de hipotermia.

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