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Da a luz por cesárea la mujer obligada por un juez a ingresar en el HUCA

La niña nació pasadas las 2 de la madrugada en un parto que no pudo producirse de forma «natural» | La abogada de la familia culpa al «estrés» vivido por la mujer como desencadenante de la situación

alberto arce

Viernes, 26 de abril 2019, 09:04

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La embarazada que ingresó anteayer por orden judicial en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) para dar a luz al haber superado los nueve meses y medio de gestación ya ha sido madre. La niña nació esta madrugada, pasados varios minutos de las 2 de la mañana; no obstante, no ha sido un parto natural. El personal sanitario, que trató de que así fuese en todo momento, se vio obligado a realizarlo por cesárea dada la falta de progresos.

Allí, en el hospital, la mujer estuvo acompañada en todo momento de una matrona independiente.

El desenlace, tras casi tres intensos días de contracciones y hasta una visita policial, demuestra, para unos, que el ingreso forzoso era totalmente necesario; y para otros, que el estrés sufrido ha sido el causante.

Así ha opinado, en declaraciones a este diario, la abogada de la madre, Francisca Guillén, al afirma que «el problema no es la cesárea, es que ha sido una situación forzada. La señora evolucionaba muy bien, pero el estrés vivido no ayudó en absoluto a su estado».

Ingreso forzoso en el HUCA

El pasado martes varios efectivos de la Policía Local se personaron en la vivienda de la embarazada acompañados de una dotación del servicio de Emergencias para tutelar el ingreso de la mujer en el HUCA, donde «de ser preciso», se le practicaría la inducción del parto de urgencia. La mujer, que ya había sobrepasado ampliamente las 42 semanas de gestación, comenzó a sufrir contracciones rítmicas varios minutos antes de que la Policía llamase a la puerta de su casa, donde se encontraba con una matrona, su marido y otra mujer en evidente estado de embarazo. El ingreso obligado en el hospital se produjo a las 17.30 horas del martes.

Desde el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) explicaron que el auto dictado por la jueza obligando el ingreso de la mujer en el hospital «para la práctica, de ser preciso, de un parto inducido» se basó «únicamente» en una solicitud del subdirector de servicios Quirúrgicos y Críticos del HUCA, que llegó acompañada de un informe del jefe de servicio de Obstetricia del hospital donde se recogían los riesgos que podría sufrir la embarazada dado su avanzado estado de gestación. Dicho documento relataba también el historial clínico, de controles de embarazo y de visitas al servicio de monitorización del hospital de la paciente, que, según expresaron, quedaron interrumpidas «a voluntad de la mujer» al superar la semana 35. Todo ello pese a la insistencia del servicio en que se retomasen de inmediato.

«No se consultó a la familia»

Sin embargo, la abogada de la familia, y de la asociación 'El Parto es Nuestro', Francisca Fernández Guillén, cargó duramente contra la actuación del hospital y de la jueza. Es una «decisión arbitraria», criticó, que se tomó «sin ni siquiera tomarle testimonio ni consultar con su familia».

La ministra de Sanidad y los médicos creen que parir en el domicilio es «un retroceso»

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, advirtió ayer de que «modas» como la de parir en casa o el movimiento antivacunas suponen «un retroceso» con respecto a los «importantísimos avances» registrados en las últimas décadas en salud. «El parto es un momento muy crítico» tanto para las madres como para los recién nacidos, incidió Carcedo, quien apuntó que la atención hospitalaria en los alumbramientos ha permitido reducir la mortalidad perinatal a un dos por mil en España y detectar enfermedades congénitas que hoy son tratadas «desde el minuto cero». Si hay partos domiciliarios, sentenció, «tienen que ser vigilados y controlados», ya que «la mujer no solo pone en riesgo su vida sino las condiciones futuras de vida de sus hijos».

Además, la ministra abogó por reconocer «la cantidad de vidas que se salvaron con las vacunas, los controles perinatales y las buenas condiciones sanitarias a la hora del nacimiento». Admitió que hay que seguir avanzando «en la humanización» de la atención hospitalaria en los partos, pero sin olvidar la necesidad de ofrecer unas garantías «mínimas» a la hora de dar a luz «pensando en los niños, que no tienen culpa».

Por su parte, el presidente de la Asociación de Ginecología del Principado, Manuel Hernández Bermudo, confirma que «cada vez hay más tendencia» a plantearse el parto domiciliario. Para ello, dice de manera taxativa, deben cumplirse, al menos, tres condiciones: «Que el embarazo esté entre la semana 37 y la 42, que se trata de un único feto y que tenga presentación cefálica (es decir, que esté en la posición deseable)». Solo en los casos que cumplan estos requisitos y no presenten ningún factor de riesgo y siempre y cuando haya un profesional acreditado atendiendo el parto «puede ser en casa». Aún así, el riesgo de mortalidad neonatal se triplica en los partos domiciliarios. Este porcentaje, de todos modos, no llega a ser «excesivo» a no ser que se combine con otros factores, como haber superado la semana 42 de gestación.

El jefe de sección de Obstetricia y Ginecología de Cabueñes, Javier Arenas, es de la opinión de que «parir en casa debería pasar a la historia si no hay un sistema organizado para ello». Aún así, matiza, nunca se alcanzarán «los elementos de seguridad que te da un hospital, por lo que supone retrasar siglos en la seguridad maternal y fetal». Pero es un tema espinoso. «Hay que ser cautos y tener en cuenta el respeto a las decisiones serias de la mujer gestante». Para una decisión como la tomada judicialmente en Oviedo, dice, «quiero pensar que había pruebas lo suficientemente convincentes para actuar en consecuencia, por la seguridad del feto».

El reconocido ginecólogo José Solís también encuentra el parto en casa «un riesgo innecesario para la mujer y para el niño», aunque como Arenas llama la atención sobre «la opción libre de la madre de asumir los riesgos para ella y sus hijos». El problema, señala, «es que un 6% de los partos se complican lo suficiente como para que todos sean atendidos en un hospital, ya que no vienen marcados con una 'x' los que serán».

Elena Fernández, representante de la asociación El Parto es Nuestro, defiende las ventajas de un entorno tranquilo, sin presiones. «El hospital es un entorno hostil. Pares en casa tomando seguridades, con dos matronas profesionales y útiles médicos. El sistema sanitario es un servicio, no una imposición», defiende.

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