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Javier Fernández: «Formo parte de una comunidad que nunca antepuso la pertenencia»
El expresidente del Principado Javier Fernández recibió la Manzana de Oro del Centro Asturiano en Madrid
EDUARDO PANEQUE
MADRID.
Jueves, 28 de octubre 2021, 04:55
La tierra de origen, una huella sin borrar y un sentido de pertenencia. Todo eso es Asturias, ya sea a 400 kilómetros o, como si ... fuera ahí cerca, al otro lado de charco. El Centro Asturiano de Madrid, casi como insignia de los que están repartidos por todo el mundo, invitó ayer al expresidente del Principado Javier Fernández a su sede en la capital de España. Lo hizo un año después de que le fuera concedido el galardón Manzana de Oro y que la crisis sanitaria impidió entregarle antes.
Fue premiado Javier Fernández «porque es un referente moral y político del PSOE, por su rechazo, entre otros, a pactar con quienes quieren fragmentar España», pero también «por su defensa de la Constitución, la convivencia y por pertenecer a una comunidad con vocación europeísta, abierta y vanguardista». Todo eso, en boca del presidente del Centro Asturiano en Madrid Valentín Martínez-Otero, quien, como no podía ser de otra forma, también destacó el compromiso del expresidente con los asturianos en el exterior.
Un arranque así, solo podía elevar la expectativa. La de un público al que también le unía otra pertenencia, la de una generación política que vivió la transición. Socialistas, populares, sin importar el signo político, aplaudieron el galardón y el discurso. Fuesen excargos del PSOE, como Jaime Lissavetzky, el exministro Gustavo Suárez Pertierra o la exalcadesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso; o del PP, como el exparlamentario Ovidio Sánchez o la actual senadora, Mercedes Fernández.
Quien esperase que Javier Fernández hablase de la política actual, se llevaría un chasco. Él mismo repite, en cada acto al que acude, que «estoy retirado de la política». Tampoco en los corrillos de antes ni después, interpelado por ello. «Estoy al margen», insiste.
Solo queda, quien quiera leer entre líneas, su mensaje. Le introdujo otro expresidente, Antonio Trevín, quien además de recordar que «no quiso ser ministro de Industria», ironizando que «nos habría venido bien para el recibo de la luz», subrayó que: «El diálogo y las alianzas no son patrimonio de la vieja política, pero a veces lo parecen».
Javier Fernández reivindicó el presente y el pasado, a Asturias como «una tierra de emigrantes que nunca olvida su propósito de volver, y también de exiliados, cuya vuelta les estaba prohibida». Estando en Madrid, en el Centro Asturiano que le entregaba su máxima distinción, la Manzana de Oro, el expresidente recordó su llegada a la capital en los años 70, con «menos conciencia de la urbanidad y un magnetismo hacia el modo de vida, entendida también, a pesar de seguir en los últimos años del franquismo, como el lugar de esperanza para la emancipación social y cultural». Era «un lugar insólito de vidas contradictorias», apuntó.
El expresidente reivindicó el «orgullo» por ser asturiano, pero «no por haber nacido aquí, que eso no tiene ningún mérito», sino «por formar parte de una comunidad autónoma que dentro y fuera nunca antepuso la pertenencia ». En boca de Javier Fernández, «nunca se antepuso la mitología a la historia, ni hemos volcado nuestra identidad sobre lo público, ni querido convertir Asturias en frontera, ni pretendido dibujar con patrones culturales los perímetros de la ciudadanía». El expresidente también reivindicó la «esperanza» de la que dijo que «es enemiga de los utopismos como solución». Y auguró que esta «volverá de la mano de aquellos que saben que el canto de la diferencia siempre ha sido uno de los ejercicios preferidos de los adversarios de las ilusiones».
A la espera de otro año y otra Manzana de Oro, el himno de Asturias como cierre, que no por esperado fue menos emotivo.
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