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Los jóvenes asturianos le piden a 2019...

Una docena de jóvenes, cinco de ellos de vuelta a casa por Navidad desde fuera de Asturias, cuentan cómo quieren que sea su futuro y qué van a hacer para conseguirlo

pablo antón marín estrada

Domingo, 30 de diciembre 2018, 03:12

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Escuchan a diario que ellos son el porvenir, la generación mejor formada. Tópicos en los que tras el aparente elogio se desvela una realidad que los propios protagonistas perciben poco dada a ofrecerles oportunidades en el tiempo que más les importa: un presente incierto que no por ello les desanima a seguir labrándose sus propias esperanzas. A las nuevas generaciones y la incertidumbre a la que se enfrentan dedicó Su Majestad Felipe VI gran parte de su discurso de Nochebuena, en el que recordó que «como sociedad tenemos una deuda pendiente con nuestros jóvenes. Somos responsables de su futuro y las circunstancias de hoy en día no son, ni mucho menos, las más fáciles». De esa realidad hemos querido escuchar qué piensan doce asturianos que la viven a diario –cinco de ellos lejos de su tierra, han vuelto a casa para pasar las fiestas– y que a escasas horas de la llegada del año nuevo expresan sus inquietudes y deseos simbolizados en las campanadas con las que lo recibirán al lado de su gente más cercana. Cambios profundos en la sociedad que ellos mismos quieren liderar, acabar con la violencia machista, más cuidado por la cultura y, sobre todo, oportunidades para desarrollarse en el aspecto laboral y profesional. Estos son algunos de los deseos de los jóvenes asturianos para el año 2019.

Ángela Pérez Camblor (21 años): «Que se extiendan la solidaridad, la empatía y el feminismo. El fin de los asesinatos machistas»

Celia Moro Pita (22 años): «Oportunidades para los jóvenes en lo laboral, lo económico y lo personal»

Iyán Rojo Greciet (23 años): «Que los jóvenes ejerciten el poder que tienen: la curiosidad, las ganas de aprender, el deseo de cambio»

Ante la esfera del reloj de la torre de la Universidad Laboral de Gijón, en la sesión de fotos, alguien bromea sobre lo oportuno de la cita en estas fechas de reencuentros. Es humor realista, ya que de haberse celebrado en cualquier otra época del año, no todos estarían presentes. Tomás García Eyaralar, de 23 años, ha venido de Madrid, donde cursa un máster de Historia Moderna en la Universidad Autónoma. Su estancia fuera le ha valido para constatar que «aquí los jóvenes cada vez somos menos, con lo cual vamos a estar peor representados y se nos va a hacer menos caso. Si además no votamos, poco podremos cambiar». Julia Blanco Ramos, a sus 18 años y estudiante de Sociología en la Complutense, va más allá en su perspectiva de la región: «La crisis aumentará porque los jóvenes se van, solo hay mayores y cuándo se mueran ¿qué va a pasar? Seguramente yo seré la primera que no estaré aquí». Más pragmática, Celia Moro Pita, estudiante del Grado de Gastronomía en San Sebastián, admite que «me encantaría quedarme en Asturias y en un sector que tendría tanto que ofrecer, pero el futuro no es halagüeño. Mis expectativas son abrir un restaurante en Inglaterra o Alemania, donde ya viví». Nayim Temine Paja, de 21 años, se forma en Interpretación Musical en la Real Escuela Superior de Artes Dramáticas de Madrid y confiesa que se fue del Principado «pensando que nos faltaba información y que a nivel cultural la juventud no apreciaba nada de lo que tenemos aquí». Ahora, cuando regresa, detecta que «algo empieza a cambiar, ojalá siga así». Tras concluir sus estudios en Comunicación Visual también en la capital de España, Iyán Rojo Greciet, a sus 23 años prepara la maleta para marcharse a Barcelona a cursar un máster en Cine Documental. Su regreso al finalizar la especialidad en setiembre le sirvió para reconciliarse con una tierra en la que «por la calle sólo veía 'vieyos'» y en la que encontró «a gente que compartía mi interés por el cine, sobre todo en el FICX». Ello le hizo reflexionar sobre «la tendencia a irse a las grandes ciudades, un error, porque tal vez sea más fácil que tus trabajos lleguen a alguien en un entorno pequeño».

Claudia González Lobo (21 años): «Que se fomenten las artes y las humanidades en Asturias»

Tomás García Eyaralar (23 años): «Que se reconozca la oficialidad al asturiano y que se cuiden las humanidades»

Paula Mata (26 años); «Que se restituya el Circuito de Artes Escénicas y la Axenda Didáctica Escolar»

Con un pie en Madrid, donde estudia un máster en Gestión Cultural, Luis Alija, el veterano de los doce, a sus 27 años es actor, codirige su propia compañía, Saltantes Teatro, y encabeza la asociación de teatro profesional de Asturias, Escenastur. Desde su experiencia en el sector se muestra convencido de que «Asturias tiene un potencial de talento enorme, podríamos competir donde fuera pero no en dotación de recursos». Muy crítico con la actual administración autonómica, sostiene que «la mitad del presupuesto se va en mantener piedras y no en cultura viva». Su compañera de oficio Paula Mata, graduada en la ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático del Principado de Asturias), a sus 26 años, trabaja con diversas compañías y se muestra preocupada, como otros artistas, «por la supresión del circuito de artes escénicas, que da de comer a más de doscientos profesionales» y la ausencia de «una apuesta por la cultura como bien social, indispensable para la educación de la gente».

Tomás Blanco López (21 años): «Que los jóvenes demos un vuelco social para que todo funcione mejor»

Nayim Temine Paja (21 años): «Un trabajo para poder seguir estudiando y ayudar a mi madre, más oportunidades para todos»

Emilio González (21 años): «Erradicar la violencia de género y luchar contra la contaminación en los mares»

Una convicción análoga mantiene Claudia González Lobo, de 21 años, estudiante de Historia y Ciencias de la Música: «A nivel laboral me gustaría que aumentase la oferta en sectores artísticos y humanísticos por lo que aportan a la sociedad», manifiesta. Sentimientos encontrados hay en las palabras de Tomás Blanco López, de la misma edad, estudiante de Ingeniería Mecánica y palista del club Los Cuervos de Pravia. «Ves lo sucedido con Alcoa, ahora Arcelor y resulta difícil ser optimista, aunque creo que los jóvenes podemos dar un vuelco a eso», confía. Como también confía en «que suba el Oviedo». Ángela Pérez Camblor, también de 21 años, estudiante de Derecho y Administración de Empresas cree que «aquí hay pocas salidas y hemos asumido que tendremos que irnos. No es fácil, pero sabremos adaptarnos». Otro alumno de Derecho, Emilio González Gallego, desearía quedarse, porque «la calidad de vida es buena, pero no se nos dan oportunidades». Geraldine Beambert, con 26 años, diplomada en Turismo y Protocolo, piensa que el apoyo debería comenzar antes. «Se nos muestra un plan de vida, pero no nos dicen que podemos fracasar y no encontrar lo esperado». Pero hay autocrítica: «Los jóvenes parece que nos conformamos, no nos movilizamos por nuestros derechos», dice.

Julia Blanco Ramos (18 años): «Que los jóvenes se muevan por sus derechos para cambiar la realidad»

Luis Alija (27 años): «Que tengamos unos gestores de calidad tras las próximas elecciones»

Geraldine Beambert (26 años): «Implicarse en voluntariado social. Si no sale de nosotros, ¿quien cambiará el mundo?»

El reloj de La Laboral marca las 12 del mediodía. En unas horas dará paso a un nuevo año mientras estos jóvenes asturianos formulan sus propios deseos en cada campanada. Serán también los nuestros.

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