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Sábado, 14 de noviembre 2020, 00:59
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El pasado 2 de noviembre el Ejecutivo autonómico solicitó al Gobierno central el confinamiento domiciliario. El ministerio tardó pocas horas en rechazar la propuesta. Esa misma jornada, en unas declaraciones radiofónicas, y un día después era el propio Salvador Illa quien así se lo hacía saber al consejero de Salud, Pablo Fernández, tras un encuentro bilateral. Por entonces, y ante el posible efecto rebote en otras comunidades, desde Moncloa se apresuraron en pedir tiempo para comprobar la eficacia de las decisiones que se estaban adoptando. Era la misma semana en la que, además de los cierres perimetrales, Asturias quedaba blindada y se echaba el cerrojo a bares y comercios.
Ese tiempo de espera, que se estimaba en dos semanas, ya toca a su fin. El vicepresidente asturiano, Juan Cofiño, reconocía ayer que «lo que se planteó en su momento fue razonable». Pero ahora ya, con el cumplimiento de los plazos estimados, añadió que «esperaremos los días que quedan pero si las medidas no surten efecto, lo pediremos».
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Al Ejecutivo le va quedando poco margen de maniobra para adoptar nuevas restricciones dentro de su marco competencial. El jueves debería de haberse reunido el comité de crisis de la covid-19 pero, ante la gravedad de la situación -récord de contagios y presión hospitalaria en máximos- se pospuso hasta el próximo lunes. Desde el Principado se ha insistido durante las últimas horas en que «queremos analizar bien la situación». Fuentes autonómicas explican que, sobre la mesa, en ese pequeño ámbito de actuación que queda, se están barajando dos propuestas: ampliar a otros concejos -además de Oviedo, Gijón y Avilés- los cierres perimetrales, y sumar a las restricciones de cierre a otros negocios que, hasta el momento, se encuentran entre las excepciones de la norma. El objetivo es la reducción de la movilidad a los mínimos imprescindibles.
De momento, el Gobierno regional sigue insistiendo en la necesidad de ese confinamiento voluntario domiciliario.
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El vicepresidente valoraba ayer que «poco a poco hemos ido interiorizando que el virus está entre nosotros y nos corresponsabilizamos de movernos lo menos posible» aunque reconocía que «los asturianos hemos tenido un sentimiento de inmunidad y bajado la guardia» tras los buenos resultados de la primera ola.
En este escenario, parece alejarse la posibilidad de apertura del pequeño comercio, que amenaza con acudir a los tribunales.
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