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PEPE G.-PUMARINO
Domingo, 11 de septiembre 2016, 01:08
«Es necesario un nuevo sistema de explotación distinto al actual, que depende del Principado, que no se gastará ni un duro más en Perlora». Con esta frase pronunciada por la entonces consejera de Cultura, Comunicación Social y Turismo, Ana Rosa Migoya, el 22 de noviembre de 2005, se puso fin a todas las posibilidades de mantener la actividad turística en la Ciudad de Vacaciones de Perlora que, hasta entonces, había sido, sin duda, el buque insignia del turismo en la región.
Un proceso que se inició con la demolición del emblemático edificio Jacobo Campuzano, aquejado de importantes daños en su estructura, pese a la fuerte oposición de los sindicatos y los 89 trabajadores que integraban la plantilla de complejo. Así, el 20 de noviembre de 2006, los últimos clientes abandonaron el centro poniendo fin a una larga actividad iniciada en 1954. Los siguientes pasos los protagonizaron los empleados, que denunciaban que el futuro de la Ciudad de Vacaciones requería inversión pública y cargaban contra la privatización anunciada. Pero sus voces no obtuvieron ninguna respuesta por parte del Ejecutivo autonómico, que puso fin a este proceso con una recolocación de la plantilla en otros centros asturianos de titularidad pública.
Ese mismo año, el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, en una visita efectuada a Candás, afirmó que el cese de la actividad en Perlora había sido inevitable ante las importantes pérdidas económicas que generaba, que cuantificó en unos 200 millones anuales de pesetas. Un gasto que, según dijo, «no se puede consentir desde una Administración pública. Existen cuestiones que no tienen solución y ésta la tiene y pasa por poner Perlora en valor por tratarse de uno de los lugares más atractivos de Asturias».
Y para calmar el aluvión de protestas confirmó la existencia de inversores privados «interesados en un proyecto que generará 250 puestos de trabajo». Ahora, transcurrida una década de estas decisiones y mensajes de los dirigentes políticos, el futuro de la residencia sigue siendo toda una incógnita sin los anunciados inversores interesados en la explotación del recinto turístico. De todo lo comprometido, únicamente lo tocante a los trabajadores fue una realidad. El resto de previsiones fracasaron, incluida la ambiciosa inversión de 83 millones de euros procedente de un consorcio de empresas de la región que llegó a ser presentado, con todos los detalles, por el consejero de Economía, Jaime Rabanal. Esta planificación establecía la construcción de un hotel de cuatro estrellas, un centro de talasoterapia, un apartahotel, un complejo deportivo, villas residenciales, un restaurante de autor y otros temáticos. El proyecto inició su tramitación urbanística, pero un año más tarde quedó apartado por falta de financiación. Las siguientes etapas se caracterizaron por las reiteradas demandas por parte de los partidos políticos de buscar alternativas y recuperar la actividad en el centro turístico. Mientras tanto, el deterioro de las instalaciones existentes ha sido otra constante demanda por parte de los usuarios y vecinos de Carreño. La falta de mantenimiento fue la principal causa. Tan solo se destinan pequeñas cantidades de dinero para la siega de las zonas verdes y el servicio de seguridad.
Derrumbe en Carranques
Pero el derrumbe del techo del bar de la playa de Carranques, en agosto de 2013, generó duras protestas por el riesgo que supuso, que evidenció el mal estado de los edificios. Éste fue el toque de aviso para que el Principado tomase medidas para acometer una profunda rehabilitación del complejo. La inversión superó el millón de euros y se llevó a cabo en dos años. De todos los trabajos, el más importante correspondió a la recuperación de las cubiertas y fachadas de los inmuebles. También se estableció un plan por el cual se descartaron varios chalés al ser calificados en ruina técnica.
Estos pequeños inmuebles fueron vallados por razones de seguridad. Otra medida adoptada fue la recuperación de todo el paseo, que se dotó de un alumbrado que no tenía. Todas las instalaciones deportivas y de ocio fueron renovadas y también algunas de las acometidas de abastecimiento de agua y energía eléctrica. En la actualidad, el objetivo del Gobierno regional sigue siendo la búsqueda de inversores como solución de futuro entre constantes peticiones de los grupos políticos en la oposición en el Parlamento autonómico. Ahora, las peticiones van encaminadas a la reapertura del centro vacacional.
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