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Rubén Rodríguez, Alejandro Calvo, Patricia Sánchez y Alejandro Conde, en el mirador del Cierrón. A. G.-O.
Las aves invernantes de la ría disminuyen por tercer año

Las aves invernantes de la ría disminuyen por tercer año

El estuario de Villaviciosa pierde desde 2018 más de 80 ejemplares, siendo los anátidas y los rálidos los más comunes, con más de 600 animales

ALICIA GARCÍA-OVIES

VILLAVICIOSA.

Domingo, 29 de marzo 2020, 00:38

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La ría de Villaviciosa volvió a recibir por tercer año consecutivo menos aves invernantes, según los datos del último censo realizado por la consejería de Desarrollo Rural en colaboración con la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), el Grupo Ornitológico Mavea y el Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA). Los voluntarios contabilizaron este año 1.374 ejemplares, lo que supone ochenta menos que en 2018. Un descenso que podría deberse a los efectos del cambio climático o a otros fenómenos adversos.

Los anátidas y los rálidos fueron una vez más las especies con más presencia, aunque también experimentaron un ligero descenso respecto a censos anteriores. Así, pasaron de los 776 ejemplares en 2018, a 685 en 2019 y 671 en 2020. Todo lo contrario que los limícolas -aves acuáticas que engloba a varias familias- que se han incrementado ligeramente respecto al año pasado, pasando de 444 a 469.

Las gaviotas, aves típicas en las localidades costeras de la región, disminuyeron notablemente este año. De 97 que se cuantificaron en 2018 pasaron a ser 143 en 2019, mientras que en esta ocasión se han reducido a la mitad: solo 76. Los voluntarios también contabilizaron ocho ejemplares más de garzas y espátulas. Los cormoranes aumentaron hasta los 63, es decir, veinte más que en 2019; y la presencia de los zampullines se incrementó de tan solo cuatro a diez.

El descenso de aves invernantes ha provocado también la desaparición de algunas familias. Es el caso del ánade friso y el ánsar común, ambos de la familia de los anátidas y los rálidos. Tampoco pudieron verse este año en la ría maliaya ejemplares de aguja colinegra y de correlimos tridáctilo, pertenecientes a los limícolas. Aunque sí se mantienen otras especies con menor presencia como el gavión atlántico, gallineta común y avefría europea, entre otras. Además, por primera vez se censó una barnacla carinegra, cuatro correlimos gordo y andarríos bastardo.

Rapidez visual

El censo, que se realizó a mediados de enero, contó con un grupo de quince voluntarios, que se dividieron en cinco grupos con el fin de poder cubrir 1.500 hectáreas. «Lo más complicado es llegar a tener rapidez en la identificación. El resto son horas de libro y salir al campo. Es un trabajo que lleva muchos años», explicó en su día Alejandro Conde, miembro de SEO-Birdlife. Muchos especialistas son capaces, además, de identificar a los ejemplares por la silueta o la sombra, lo que les permite una mayor agilidad durante el censo.

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