Borrar
Cuca y Carlos Navarro, sobre el escenario del centro municipal Gijón-Sur. FOTOS: ARNALDO GARCÍA
Cuca, la mujer que siempre fue artista

Cuca, la mujer que siempre fue artista

La luanquina presenta en el Festival de Cine de Gijón una película sobre su vida | La cinta, dirigida por Carlos Navarro, recoge sus años limpiando casas, su pasión por el teatro y su maña a la hora de hacer marañueles

ALICIA GARCÍA-OVIES

LUANCO.

Miércoles, 20 de noviembre 2019, 00:16

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A sus ya 88 años, cumplidos el pasado agosto, a Josefina Carrera, más conocida en su Luanco natal como Cuca la Montañesa, le sobra energía. Mientras saluda a amigos y familiares, no puede evitar preguntarse dónde se ha metido. En el centro municipal de Gijón-Sur una larga cola espera para ver la película que esta luanquina protagoniza de las manos del director Carlos Navarro y que ayer fue presentada en el marco del Festival Internacional de Cine de Gijón, 'Cuca, retrato de una mujer'. «Cuando me dijeron que iba a presentarse en un festival internacional me entraron unos escalofríos...», dice. La de la pantalla es la historia de su vida. De épocas duras, de trabajos encadenados desde los 8 años y de unas ganas incansables de ser feliz en cada uno de los momentos.

Cuca es «la mujer que siempre fue artista», desde que de bien pequeña comenzó haciendo obras teatrales en la escuela, por las que a cambio recibía chocolate y galletas. Eran los años cuarenta y la falta de permiso de su padre le impidió hacer de su pasión su profesión. Aún así el gusanillo del teatro siguió presente con el paso de los años. Por eso, cuando el director Carlos Navarro le propuso hacer una película sobre su vida no se lo pensó. «¿Quieres hacer una película? Pues vamos». No se esperaba que aquella experiencia de casi un año ante las cámaras la llevaría a subirse al escenario bajo el sonoro aplauso de amigos y familiares. «Mi único objetivo era que Cuca subiese a un escenario a presentar una película de la que fuera protagonista», apunta Navarro.

La de Cuca es la historia de muchas mujeres que durante años trabajaron «como leonas» por sacar adelante a su familia. La luanquina trabajó toda su vida limpiando en diferentes casas del pueblo. «Estuvo más de veinte años limpiando un chalé de un matrimonio de Oviedo y la señora siempre me pedía que cantara. Y así estaba todos los días», recuerda. No era fácil, «tenías que fregar de rodillas y con una espátula para quitar la basura, pero yo era feliz».

Las labores como limpiadora las compaginaba con su maña para hacer marañueles. «Llegué a hacer veinte y treinta kilos al día para compromisos, para regalarlas... Siempre lo pagaba todo con marañueles», relata amasando en su cocina en una de las escenas de la película. Fue su madrina, con 10 años, quien le enseñó la mejor fórmula para preparar el típico postre. Un conocimiento que ella traslada ahora a otras generaciones, pues la edad no le permite ya cocinar tantas y tan a menudo como le gustaría. Esa buena mano que tiene para la cocina la tiene también para la malla, a la que dedica largas horas.

Pero en la película también habla de momentos duros, como el día que le comunicaron que tenía leucemia. Una enfermedad que, como todo en su vida, encara con el mejor humor posible, como se muestra en la visita al médico que se ve en el filme. «Me apetece marchar para Benidorm», le asegura a su hijo después de conocer que los resultados son mejores que en los últimos análisis. Una contestación que arrancó, como otras muchas, las carcajadas del público que llenó la sala.

Una declaración de amor

Aunque si de alguien se habla casi tanto como de Cuca a lo largo de 87 minutos -edad que la luanquina tenía cuando se acabó el rodaje- es de su marido, Manolo, «un prubín al que engañé». «Fui yo quien quise casarme, él no quería. Fui una emprendedora». Porque, como explica su director, la película engloba tres declaraciones de amor: la del equipo cinematográfico hacia la protagonista, la de las mujeres que salen hacia la vida y la de Cuca a su marido. «¿Cómo se puede acabar el amor? No lo entiendo. Yo llevo más de 60 años y no se me acabó», dice alto y claro.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios