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ALICIA G.-OVIES
VILLAVICIOSA.
Martes, 24 de abril 2018, 00:13
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La Asociación para la Protección de Animales (Apasa) deberá abandonar en dos meses las instalaciones del albergue que tienen en la parroquia maliaya de Argüero. La difícil situación económica de la entidad -afirman que sobreviven gracias a las aportaciones de los socios y donativos- no les permite asumir el elevado coste del alquiler del espacio en el que se encuentran aunque, como explicaron sus responsables, han intentando sin éxito llegar a un acuerdo con la propiedad del terreno. «No nos ofrecen otra alternativa más que abandonar el albergue, a menos que paguemos mil euros al mes de arrendamiento. Prefieren que nos vayamos a negociar un precio más asequible», lamentan los portavoces.
Ante esta situación, no les queda otra opción que abandonar las instalaciones en un plazo de dos meses. Una cuenta atrás en la que están inmersos. Lo primero que están haciendo, dicen, es intentar buscar un nuevo hogar para los animales que todavía se encuentran bajo su protección.
«Necesitamos encontrar hogares, familias de acogida o residencias para nuestras mascotas. Queremos a personas que puedan cuidarlos hasta que encontremos un espacio alternativo», explican. Ellos se seguirán encargando de que reciban los mismos cuidados y atenciones que tenían aquí hasta que sea necesario.
Por el momento, esta campaña de adopción que ha emprendido la protectora ha encontrado un gran apoyo en las redes sociales, donde algunas personas ya se han ofrecido a adoptar varios perros y a realizar donativos para ayudarles a encontrar una solución a esta situación lo antes posible. La intención de la protectora es buscar otra sede donde dar cobido a los animales abandonados del concejo.
Son principalmente los trabajadores y voluntarios de la asociación quienes peor están viviendo estos difíciles momentos. Según reconocen, «es una situación desoladora, especialmente para nuestra presidenta y fundadora, Carmen». Todos ellos se han volcado para intentar encontrar un nuevo hogar a los animales lo antes posible.
Apasa comenzó su andadura hace más de dos décadas. En las instalaciones de Argüero contaban, hasta el momento, con espacio suficiente para acoger a los perros que llegaban a sus manos, también hay algún gato. En Argüero, disponían de una gran zona verde que les permitía no tener a los animales encerrados todo el día. Los perros tenían, además, con habitaciones individuales.
«Ahora necesitamos el apoyo de la gente más que nunca, ellos os necesitan. Nosotros nunca los abandonaremos», afirman.
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