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A. G.-O.
LUANCO.
Domingo, 3 de diciembre 2017, 00:59
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Hace un siglo de una de las huelgas más importantes de la historia. En agosto de 1917, bajo un contexto de crisis y en pleno auge del movimiento obrero, los sindicatos convocaban un paro general que finalizó con los miembros del Comité de Huelga sometidos a un consejo de guerra. Una situación que tocó de pleno a Asturias, donde la importancia de la minería y la siderurgia había provocado la creación de nuevos núcleos poblacionales.
«Todos los mineros de Llumeres apoyaron la huelga, incluida una mujer», explicó ayer Carmen García García, profesora de la Universidad de Oviedo en una jornada organizada por la Asociación Cultural El Curbiru. El caso de los trabajadores de Bañugues fue, apuntó, más un acto de apoyo al resto de huelguistas y a los detenidos durante los días que duró el paron, que un movimiento reivindicativo.
Los hechos, explicó, tuvieron lugar en pleno desarrollo de la I Guerra Mundial. España se convirtió durante esos años en uno de los principales países exportadores, llegando a crearse una carencia en el propio territorio de productos de primera necesidad. «Es verdad que hubo una subida salarial continuada, pero el encarecimiento de los productos hizo que ese aumento prácticamente no se notara», afirmó. Una situación que fue aumentando la crispación de los obreros hasta que decidieron revelarse.
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