Vista de la sala del Museo Marítimo donde se exponen algunos de los elementos empleados en el salvamento y señalización. Tarek Halabi

Pasado y presente del salvamento

El Marítimo en Luanco acoge una muestra sobre naufragios y seguridad en la mar | La exposición, que se podrá visitar hasta el mes de febrero, acoge algunos de los sistemas y elementos empleados en el rescate marítimo

PEPE G.-PUMARINO

LUANCO.

Miércoles, 26 de diciembre 2018, 00:08

El hundimiento del transatlántico británico 'Titanic', en la madrugada del 15 de abril de 1912, marcó un antes y después en la mejora de los sistemas de seguridad de las embarcaciones y en los rescates. Así lo evidencia la exposición sobre naufragios, incendios y salvamentos en los buques que se puede ver en el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco. Un repaso histórico desde los primitivos métodos de señalización en los hundimientos, hasta los más modernos y actuales equipos empleados en la seguridad y rescates marítimos.

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Esta iniciativa del centro museístico tiene su origen en el último libro de su director, José Ramón García López. Titulado 'Naufragios, abordajes y percances de la marina mercante asturiana, 1845-2000', rescata del pasado un detallado recorrido por la historia de los sucesos luctuosos más significativos de la historia de la marina mercante asturiana.

La muestra se compone de algo más de medio centenar de piezas, como pueden ser las bengalas, los señalizadores sonoros y lumínicos, chalecos y elementos de extinción de fuegos, entre otros. Además, el visitante podrá adentrase de lleno en algunos de estos episodios mediante paneles explicativos y observar miniaturas de los últimos modelos de barcos de salvamento marítimo.

Destaca en esta exposición el relato del carguero norteamericano 'Flying Enterprise'. En enero de 1952, mientras navegaba de Europa a Estados Unidos, se vio sorprendido por una fuerte tempestad que provocó un corrimiento de la carga del barco dejándolo escorado y a punto de zozobrar. Ante esta delicada situación, su capitán emitió una señal de socorro ordenando a la tripulación abandonar el barco, quedando únicamente a bordo él y un marinero que, de manera voluntaria, se negó a marchar.

Miniatura del hundimiento del Titánic. T. H.

Flying Enterprise

Hastala zona se desplazaron varios remolcadores y, también, varias unidades de la Armada inglesa, en un intento de salvar el carguero. Una semana después, y tras los reiterados llamamientos para que los dos tripulantes abandonaran el barco, un fuerte crujido en el casco del Flying Enterprise avisó de su desenlace final. Ambos tripulantes fueron salvados in extremis.

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Varios meses después del naufragio, pescadores luanquinos que se dedicaban a la pesca del bonito recogieron, a 180 millas del Cabo Peñas, un salvavidas del buque siniestrado, según el relato del director del centro museístico, José Ramón García López.

Otros detalles de interés son, por ejemplo, una cronología de los avances de las comunicaciones en materia de seguridad desde 1929, cuando se hace obligatorio el empleo en los barcos del uso de una alarma radiotelegráfica automática. Desde entonces se produjeron varias mejoras en estos sistemas. Hasta que, en la actualidad, es obligatorio llevar en los puentes de los buques una instalación de escucha permanente en la frecuencia 156.8 Mhz, manejada por el capitán o un oficial. También se establece disponer de una radiobaliza destinada a la localización de los siniestros que se puedan producir durante la navegación.

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