Una usuaria trata de salvar la distancia entre el andén y el tren con su carro de la compra. FOTOS: MARIETA

«En Peñaullán nos jugamos la vida para coger el tren, va a haber una desgracia»

Los vecinos de esta parroquia rural de Pravia denuncian haber sufrido lesiones y caídas por el mal estado en el que se encuentra la estación

Lunes, 20 de junio 2022, 04:11

En las parroquias rurales de Pravia, como en el resto de Asturias, hay un índice de envejecimiento superior al de la media nacional. La mayoría de los vecinos que aún resisten viviendo en los pueblos son gente mayor que no tiene vehículo propio y depende del transporte público para poder moverse. Es el caso de Peñaullán, el problema es que la estación de tren no es accesible y la comunidad vecinal de esta parroquia praviana, cansada de sufrir este problema, ha decido denunciarlo públicamente porque «no podemos más».

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El principal motivo de esta reclamación tiene que ver con el propio andén de la estación, por el que circula a diario la línea C4 de Renfe que une Gijón y Cudillero. «La distancia entre el andén y los vagones es demasiado grande, el tren queda muy alto y el hueco es tan grande que hay muchas personas mayores que han acabado metiendo una pierna y se han lesionado», explica Olga García, vecina del pueblo de 74 años.

Subirse al tren con un carro de la compra o un carrito de bebé es toda una hazaña en la estación de Peñaullán. Una de las vecinas que lo atestiguan es Piedad Rodríguez, de 78 años, que se lesionó las dos piernas tratando de subirse al tren. «Es que es imposible, intenté llegar al vagón y por poco me caigo a la vía, menos mal que había gente y me pudieron ayudar», relata esta vecina mientras enseña los moratones de sus piernas, aún sin curar.

Lo mismo le ocurrió a la madre de Humberto Arniella, presidente de la Asociación de Vecinos de Peñaullán. «Casi se cae porque es mucha distancia para la gente mayor, le pedimos a Renfe o Adif que tome medidas urgentes y rebaje la altura de alguna manera porque en Peñaullán nos jugamos la vida para coger el tren y cualquier día va a haber una desgracia», advierte con preocupación el representante vecinal.

Lo cierto es que el Pleno del Ayuntamiento de Pravia ya ha aprobado en varias ocasiones mociones para pedirle una explicación a Adif. Según aclaran desde el gobierno local, la respuesta siempre ha sido que no es viable técnicamente.

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Pero lo cierto es que ese no es el único problema al que se enfrentan los vecinos de Peñaullán a la hora de coger un tren. El andén es un peligro, pero muchas personas ni siquiera pueden llegar a él porque la estación no es accesible. «La estación está en un alto y hay como una treintena de escalones, la gente que no camina bien, que va en silla de ruedas o con un carrito de bebé no puede subir y muchos tienen que cogerse un taxi para irse a Pravia, en cuya estación sí hay ascensor, y coger allí el tren, una vergüenza», denuncia Mónica Domínguez, otra vecina del pueblo.

Entorno abandonado

Pero además de poco accesibles, las escaleras están en muy mal estado, como todo el entorno de la estación. «Las barandillas están tan oxidadas y rotas que algunas veces me tengo que poner unos guantes de plástico, de los de fregar, para poder apoyarme y no cortarme las manos», confiesa con indignación Olga García. Los vecinos denuncian el mal estado de conservación en el que se encuentra el entorno de la estación, lleno de maleza, con vallas metálicas oxidadas y parte del asfalto roto.

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Otra de las quejas más frecuentes tiene que ver con los horarios del tren. «Los retrasos son constantes, es imposible ir a trabajar en tren porque no te puedes fiar», reclaman. Pero además, aseguran que muchas veces se suspende la línea y Renfe habilita un autobús como medio alternativo, «el problema es que ponen el cartel con el anuncio en la general, en vez de la estación, y así es imposible enterarse», reclaman.

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