La mayoría de lo recuperado se usa en el propio vertedero

El mundo del residuo es dado al debate jurídico y el mejor ejemplo está en lo sucedido en Mieres hace dos años. El alcalde denunció que Cogersa le había vendido un material contaminado como producto que podía usarse para asfaltar. El consorcio replicó que aquello había sido en su día un desperdicio que le llegó de una obra o demolición, al que había sometido al proceso de reciclaje que exige la ley y que, por tanto, tenía las cualidades permitidas para su venta. El Principado analizó el material, dio la razón al Consistorio y ordenó a Cogersa que se llevara el material y dejara de despachar el que estuviera produciendo con iguales características.

El de 2018 fue el primer año tras esa disputa. La planta de reciclado de residuos de construcción y demolición de Cogersa dijo haber producido 165.530 toneladas de material recuperado. El 98,74% de ellas, sin embargo, acabaron en el propio vertedero. Fueron utilizadas como material para cubrir el resto de residuos, según la explicación del consorcio. Dar por reciclado ese producto es lo que permite a la entidad asegurar en su memoria que el 38% de los desperdicios que entraron en su recinto fueron sometidos a procesos de recuperación. Si se descontara el manejo que hace de los residuos de construcción, esa tasa quedaría en el 20,5%.