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El hostelero Óscar Julio Cuervo San Román hojeando en Casa Lito la 'Guía indiscreta de Gijón', de Fernando Poblet. PABLO LORENZANA
Memorias del 'cónsul' de Gijón en Oviedo

Memorias del 'cónsul' de Gijón en Oviedo

El hostelero 'playu' Óscar Julio Cuervo San Román regenta Casa Lito, el bar más antiguo de la capital

JOSÉ CEZÓN DOMÍNGUEZ

Lunes, 25 de marzo 2019, 03:31

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Un 'playu' de Cimadevilla regenta el bar más antiguo de Oviedo. Óscar Julio Cuervo San Román (Gijón, 1938) es el dueño de Casa Lito, que llevaba su suegro, Manuel Suárez, desde 1956. Él iba a echar la partida en su época de estudiante de Derecho y allí conoció a su esposa, María Teresa. Compaginó la facultad con clases estivales en su barrio con el célebre Fermín García-Bernardo, pero no terminó la carrera por «cinco asignatures». Fue jefe de ventas para tres provincias de la empresa Cruzcampo-Henninger y cobraba un buen sueldo. «Viajaba mucho y cuando volvía pa casa, no me conocíen los fíos». Le iban a destinar a Toledo, pero cuando el suegro enviudó, les convenció para que heredaran aquel próspero negocio a un paso de la Universidad. Fue en 1978 y aún se arrepiente de la decisión: «Esta profesión empieza con un dicho de que 'el cliente siempre tiene razón' y la tien cuando la tien, no siempre. Hay que aguantar lo indecible». Y relata varios episodios que sufrió de vandalismo, hurtos o pésima educación.

Cuenta que del café solo, cortado o con leche, se ha llegado a «un café con leche sin leche», como le pidió el otro día una mujer, que resultó ser un solo en taza de desayuno. Hasta cuestiona el turismo de la heroica ciudad: «Llamámoslu de gasoil, porque anda mucho y gasta poco». De memoria prodigiosa, ameniza la conversación con frases ácidas e ingeniosas. Exhibe su tarjeta de visita: 'Cónsul de Gijón en Oviedo'. Y presume de la merluza con patata panadera del local: «No hay platu como esi en Oviedo».

Entre su clientela, menciona a los legendarios futbolistas carbayones Falín o Antón, «que era íntimu amigu míu, venía tolos días por aquí». En 1958 comieron en el bar Di Stefano y Puskas. Del goleador húngaro recuerda que «decía tres palabres y cuatro pecaos». Y Falín le contó alguna anécdota sobre el carácter levantisco de 'La Saeta Rubia'. «Era un antipáticu terrible».

Al morir Franco, acogió a otro célebre comensal: Santiago Carrillo con peluca. Su acompañante le dijo que el hostelero también era de Gijón. «Hombre, paisaninos», soltó el comunista. «Es lo único que tenemos en común, Don Santiago», le replicó Óscar. Muestra la firma que el político estampó en la 'Guía indiscreta de Gijón', de Fernando Poblet. Y habla de otros personajes del libro: 'El Aldeanu', que tenía en su hotel una cisterna con la palabra francesa 'tirez', que nadie utilizaba. Así que colocó un cartel que ponía: «Tirad del 'tirez'». O el mítico 'Garciona', que le hizo un 'simpa' de cervezas a su suegro en otro bar que tuvo en Gijón. «García, ¿y los quintos?», le dijo al verle marchar. «Que rompan filas», respondió el grandullón.

Era socio del Sporting, pero se dio de baja «el 9 de junio de 1981», tras el traspaso de Quini al Barça. «No quería ir y se echó a perder allí». También frecuentó el viejo Tartiere: «Vi el debut de Sánchez-Lage, que cogí una mojadura impresionante». O la media Paquito-Iguarán, «lo mejor que yo vi jugando al fútbol». Al preguntarle por el derbi, exige primero la cabeza de Miguel Torrecilla por los fichajes. Y confiesa que ve al Oviedo «con más fuerza y regularidad, pero esi partido ye una moneda a cara o cruz».

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