Carlos Paniceres, en la hemeroteca de EL COMERCIO. ARNALDO GARCÍA

«Con mentalidad metropolitana, todo es más fácil. La rivalidad, para el fútbol»

Carlos Paniceres, Presidente de la Cámara de Oviedo y vicepresidente de Fade: «Hay que pedir a Alcoa que, si su decisión es firme, facilite la transición a quien quiera venir y tirar por la fábrica para mantener el empleo»

AIDA COLLADO

GIJÓN.

Lunes, 12 de noviembre 2018, 07:44

Carlos Paniceres no estaba llamado a ser un hombre de localismos. Nació en Avilés, un día de San Agustín. El de 1969. Se autodenomina «de aldea», naveta para más señas, y asegura sentirse «comodísimo» en Gijón, donde responde a las preguntas de EL COMERCIO. Desde mayo, Paniceres preside la Cámara de Comercio de Oviedo. No es de extrañar que el vicepresidente de la patronal asturiana y consejero delegado de Transinsa -empresa de transporte sanitario- se haya convertido en uno de los principales abanderados del Área Metropolitana.

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-Desde hace seis meses lleva las riendas camerales de la capital. ¿Suficente para hacer un balance?

-Ha sido positivo. Hemos buscado hacer cosas nuevas y una coordinación máxima con las otras cámaras y la Federación Asturiana de Empresarios. El presidente de Fade habló desde el principio de la unidad de acción empresarial. A la patronal le corresponde el papel de liderazgo y las cámaras son ese instrumento con espacio en la colaboración público privada. Son herramientas de emprendimiento, formación empresarial, gestión de infraestructuras, prestación de servicios desde el territorio. Hemos dedicado tiempo e intesidad a pasar de una época con dificultades económicas -hay que agradecer a Fernando (Fernández Kelly) que buscase sanear la institución y el equilibrio presupuestario- a otra en la que hemos querido darle un impulso, no solo en Oviedo, sino en los 78 municipios asturianos.

-Llevan años hablando de una posible fusión. Usted apostaba por un consejo de cámaras y la especialización. ¿Se ha avanzado algo?

-Hemos avanzado. Yo soy primero vicepresidente de Fade y, luego, presidente de la Cámara de Oviedo, porque posiblemente sin lo primero no habría alcanzado lo segundo. Llegué libre de toda carga y, como uno es de aldea, sin ningún ánimo de localismo. Me encontré con que en los últimos ocho años se habían hecho un montón de estudios jurídicos sobre la fusión. E hice una pregunta: ¿Cuántas cosas se han hecho conjuntamente? La respuesta fue desoladora: casi ninguna. Lo primero es caminar juntos, colaborar. Todos los meses hay una reunión de los cuatro presidentes, nos hemos posicionado sobre la descarbonización, el coste de la energía, los vuelos, los centenarios... En poco tiempo hemos hecho mucho. El día 23 presentaremos el plan estratégico de Fade en el que, por primera vez, participamos las tres cámaras. Estamos sumando y generando sinergias. Si esto nos va a llevar a un consejo de cámaras o, a medio plazo, a una fusión no lo sé. Lo que nos pedían los empresarios era que nos organizásemos mejor, que sumásemos en vez de competir entre nosotros. Si todos tuviéramos mentalidad metropolitana, todo sería más fácil. La rivalidad, para el fútbol.

-¿Son tres y bien avenidos?

-Me siento a gusto y cómodo con ellos. Han sido más las cosas que nos han unido que las discrepancias, que prácticamente no han existido. ¡Tenemos un grupo de 'whatsapp' conjunto! (ríe), nos comentamos las cosas, participamos en la mesa de estrategia de Fade, en la mesa de globalización... Intentamos coordinar esfuerzos y sumar.

-Como vicepresidente de Fade tiene una visión amplia de la situación empresarial de Asturias. Vuelve a escucharse que viene el lobo, ¿usted qué piensa?

-Asturias no está preparada para una segunda reconversión. Hay mucha preocupación, pero tenemos que salir de esta dinámica de pesimismo. Tenemos que cambiar el 'chip' en muchas cosas. Los empresarios hemos hecho los deberes. Estamos con ilusión, colaborando y empujando. Intentando generar una opinión positiva, reivindicando el papel del mundo empresarial. Asturias necesita tener esa imagen del empresario, ese respeto que se le tiene en otros sitios, como generador de empleo y riqueza. Es verdad que ahora no ayuda que estemos en precampaña electoral, hay varios condicionantes que generan que a veces se busque más la discrepancia que el consenso. Hay que buscar alternativas.

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-Es difícil no dejarse caer en el pesimismo con anuncios como el del cierre de Alcoa. ¿Qué opinión le merece esta decisión empresarial?

-No manejo toda la información. Parece que es la decisión de una multinacional, tomada en EE UU, y obviamente no es positivo para Asturias, porque afecta a muchos trabajadores y empresas auxiliares. Genera frustración y pesimismo. Lo que planteamos desde el minuto cero es que hay que empezar a trabajar en alternativas. Revertir esta situación, desde el punto de vista de la marca Alcoa, no es fácil. Pero a lo mejor las instalaciones, la fábrica, la actividad industrial sí pueden salvarse, se llame Alcoa o de otro modo. Por eso dijimos desde Fade que había que poner a trabajar al Gobierno autonómico y al ministerio para buscar empresarios que quieran tirar por esa actividad tan importante para la comarca y para Asturias. Además, nos preocupan algunas decisiones estratégicas por el precio de la energía. Tenemos que intentar evitar el efecto contagio y que Asturias sea un lugar donde las multinacionales se sientan cómodas. Lo que está muy claro es que el coste de la energía para la industria electrointensiva tiene un impacto muy importante. Asturias debe empezar a generar sinergias positivas, buscar alternativas y solidarizarse con todos los trabajadores que viven de esto. Hay que entender su desesperación. A todo esto, se suma el tema de la descarbonización.

-Nombró la soga.

-El país debería luchar por tener una reserva estratégica de carbón. Se está generando una sinergia de pesimismo, de preocupación. Tampoco ayuda la falta de estabilidad política, el no tener presupuestos, los problemas de la conectividad... es una especie de tormenta perfecta. En este momento, lo que hace falta es liderazgo. Desde el mundo empresarial, lo hay.

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-Hablaba de solidaridad. El jueves salieron a la calle miles de personas en Avilés. ¿Se les une?

-Evidentemente. Yo soy asturiano y vivo en Asturias. ¿Cómo no me voy a solidarizar con algo que puede afectar a mil familias? Ser empresario y solidarizarse con la preocupación de los trabajadores y de tantos empresarios que trabajaban para Alcoa no es estar contra la empresa. Pero la respuesta a un problema de esta dimensión no pasa simplemente por protestar ante decisiones que se nos escapan. Hay que buscar alternativas. No nos obcequemos en mantener una posición de enfrentamiento. Tenemos que mirar al futuro. Se habla de que podría haber algunos empresarios que estarían dispuestos a relevar a Alcoa al frente de esa industria.

-¿Hay algo en firme?

-Sé que hay algunos contactos. Lo que sí habría que pedirle a la multinacional es que, si tiene la decisión firme de irse, facilite la transición a quien quiera venir y tirar por esa fábrica para mantener el empleo en Asturias. También tiene que haber un cambio de mentalidad para que cada vez haya más pequeños empresarios, autónomos, que planteen iniciativas.

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-También en Gijón se ha hecho una llamada a partidos y a empresarios para reclamar el plan de vías.

-El tema de las infraestructuras necesita pasar de los planes a las realidades. No sé qué nos pasa en esta región que parece que no acabamos nunca de terminar las cosas. Parecía que había un consenso sobre la variante de Pajares, el plan de vías... y de repente vuelve la incertidumbre. Sé que va a venir el ministro el próximo jueves. Hay que darle una oportunidad, escucharle. El plan de vías es fundamental, como la autopista del mar, la intermodalidad del transporte y, la llegada del AVE a Pola de Lena, que marcará un antes y un después. Deberíamos estar pensando en cómo vamos a comunicarnos cuando llegue el tren a Campomanes, que será la puerta del área metropolitana.

-¿Del avión ni hablamos?

-Empieza a verse la luz. Se ha conseguido, no digo que sin complicaciones, una solución para Madrid. Fade ha sido muy activa en esto. Operarán dos compañías, ocho vuelos, con un coste mucho más reducido. No es un problema reciente. Desde Fade, la reivindicación era solucionar el problema de Madrid y conectarnos con los tres aeropuertos internacionales más importantes (Heathrow, Charle Degaulle y Frankfurt). Lo de Madrid lo doy por solucionado. Ahora queda el siguiente reto. El proceso está siendo complejo, pero lo populista es culpar al consejero. El problema viene de hace tiempo y creo que ahora se está en el buen camino. Tener el tren también ayudaría, porque habría alternativa y competencia.

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-Siempre hace referencia al papel del sector privado en el desarrollo del Área Metropolitana.

-Hay una parte pública, que ha de trabajar la conectividad y la ruptura con los localismos. Los consorcios son el camino a seguir: yo apuesto por la integración también del ferrocarril, para que sea más operativo. Pero además hay que involucrar al mundo empresarial. El Área Metropolitana, como toda actuación, tiene que generar tamaño, sinergia y actividad económica. Empleo. Pasaríamos a ser el séptimo conglomerado urbano de España. La colaboración público privada está más asentada en otras partes, pero aquí cuesta. Debemos romper resistencias, desconfianzas.

-Hablo con el consejero delegado de Transinsa: ¿Ayudará el área central a mejorar la conexión entre las distintas áreas sanitarias?

-Estamos avanzados. Desde enero, hay una área central de transporte sanitario funcionando, que abarca las áreas sanitarias III, IV, V, VII y VIII. Está coordinada desde el punto de vista operativo y funcional. Hemos trasladado a nuestra casa el Área Metropolitana. Vamos por delante porque hay que buscar sinergias.

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