Meteorología prevé para Asturias un otoño «húmedo, pero que no solucionará la sequía»

«El verano ha sido el más cálido, junto con el de 2003, desde 1961, y húmedo», si bien con las precipitaciones muy concentradas en junio

Octavio Villa

Oviedo

Sábado, 16 de septiembre 2023, 01:07

En el último año hidrológico, que a efectos estadísticos comenzó en octubre de 2022, Asturias ha recibido un 25% menos de las lluvias habituales en la región, lo que a falta del último mes, le convierte en el quinto año más seco desde 1961. Así lo confirmó ayer el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel J. Gómez, en el acto en el que resumió cómo ha sido el verano en Asturias desde el punto de vista meteorológico y avanzó las previsiones de la Aemet para el otoño.

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El hecho es que el campo asturiano está sufriendo un déficit de precipitaciones que se está traduciendo en notables reducciones de las cosechas de forrajes y otros cultivos de los que depende el ganado. En los últimos 11 meses han caído en Asturias 890 litros por metro cuadrado, una cantidad notable en comparación con regiones del centro y el sur peninsular, pero muy por debajo de lo normal. «294 litros por metro cuadrado menos», concretó Angel J. Gómez, que, con todo, hizo ver que el verano ha sido el más cálido desde 1961 junto al de 2003, y húmedo en la comparación, también, con la media. Pero lo que está ocurriendo es que las lluvias se concentran mucho en momentos puntuales, lo que no es del todo bueno. En primer lugar, porque las lluvias torrenciales (el centro de la región, con especial incidencia en Gijón y Siero, han tenido un episodio esta semana) arrastran la capa superficial, la más fértil, del terreno. En segundo, porque los cultivos asturianos necesitan, en general, un aporte más continuo y menos intenso de agua de lluvia.

En este sentido, el verano asturiano ha sido algo más lluvioso que la media de las últimas tres décadas, tomando el valor absoluto, pero si se entra en los meses, junio fue especialmente húmedo, con notables tormentas (rozó los 10.000 rayos registrados en todo el territorio, con 9.895 descargas y 18 días de tormenta), mientras que julio fue «extremadamente seco», con un 76% de lluvias menos que la media de los julios anteriores. Y en agosto, aunque el mes fue un 6% más lluvioso que la media de los agostos anteriores, también hubo una concentración de lluvia en el último tercio del mes. De nuevo un desequilibrio que hace que los efectos positivos de la lluvia no se hagan notar tanto.

De hecho, el Índice de Precipitación Estandarizado de los últimos 11 meses es de -1,62 (un valor por debajo de -1 indica sequía meteorológica). Los últimos 12 meses marcan un -1,71 y los últimos 24, un -1,48. Incluso, yendo a los 36 últimos meses, se roza la situación estructural de sequía, con un índice de -0,97. Un notable déficit hídrico que será complejo que los próximos meses compensen. Menos lluvia de la necesaria y más insolación, en particular en la costa, con hasta un 21% más de horas de sol de lo habitual.

¿Y cómo será el otoño? El delegado territorial de la Aemet explicó que será también más cálido de lo habitual, con una probabilidad del 60%, una predicción que se extiende no solo a Asturias, sino a la totalidad de España (incluso con más probabilidad en los dos archipiélagos) y algo más húmedo de lo normal (un 50% de opciones de que lo sea y un 30% de que sea un otoño con lluvias en la media). Pero incluso así, el otoño «no solucionará la sequía, incluso contando con que noviembre suele ser el mes más lluvioso». Y a futuro, a muy largo plazo, se prevén aún descensos de la precipitación media «de entre el 10% y el 20% anual». Pero eso queda aún a alguna década de distancia.

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